Marbella tiene un color especial...

telecinco.es 27/05/2017 12:04

…Y un olor y un sabor diferente porque de todo se puede hacer en esta localidad malagueña que sigue figurando entre la ruta de descanso de la clase pudiente mundial. Hoy os llevo de paseo por el antiguo pueblo marinero que sigue conservando una oferta fabulosa para pasar un fin de semana con o sin niños, y sin renunciar a nada…Y el paseo llegará hasta un hotel en el que se puede uno encerrar a descansar y a ‘darse un homenaje’ en pareja. Comenzamos un viaje sensorial en el que cada experiencia cuenta, así que: ¡Bienvenidos a Marbella!

Antes de dejarnos ver por el centro de esta población por la que han desfilado desde Gunilla Von Bismarck hasta el Rey Fahd de Arabia Saudí, vamos a ponernos a punto. Comenzamos el fin de semana poniendo en marcha el botón de ‘stand by’, ese que permite evadirnos de la rutina, el estrés y las prisas. En ‘Amare’ Marbella nos proponen una clase de yoga a primera hora de la mañana. Estefanía es una experimentada coach que nos introduce en el ‘iyengar’, una clase de yoga que hace especial hincapié en la implicación de la mente en las asanas. Aunque no hayáis practicado nunca esta disciplina, ¡animaros!. Los niveles básicos son fáciles y os sumergirán en la filosofía de esta actividad física, que lo es, aunque de baja intensidad, que sin embargo tiene como prioridad conectar con uno mismo. Lo importante es el presente. No el pasado, que está en nuestra memoria. Ni el futuro, que es una proyección.

La verdad es que después de una hora tienes la sensación de que tu cuerpo casi no pesa, de que flota... Eso sí, si os hace buen tiempo no dudéis en marcharos a la playa para disfrutar del ejercicio en todo su esplendor y en absoluta ‘comunión’ con la naturaleza. Solo una hora, insisto, y quedarán atrás los agobios del día a día y los sudores del trabajo. Seguimos en el ‘Amare’ Marbella donde vamos a pasar casi todo el fin de semana porque hay lugares en los que te atrincherarías varios días seguidos.

Siguiente parada, el spa con tratamientos de la marca española ‘Germaine de capuccine’. Subrayo lo de española porque yo no sabía que lo era…¿vosotros sí?. Se trata de una firma puntera que se ofrece en algunos de los establecimientos más exclusivos de Europa y que tiene su sede en Alcoy, Alicante. Son conocidos por sus tratamientos anti-edad, aunque estoy segura de que las manos de una profesional con 20 años de experiencia como ‘Macu’, hace mucho porque el tratamiento multiplique su efecto. Lo mejor, una buena sesión de vitamina C para recuperar la luminosidad de la piel. Siguiente paso en nuestro particular camino al paraíso del descanso, el circuito de hidroterapia para disfrutar de los chorros y el jacuzzi, inventos de primera para despejar las malas energías.

Y ahora ya sí, ¡Marbella es nuestra!…Depende de la época del año en que la visitéis os podéis cruzar con famosos sobre todo patrios y también alguno extranjero. Lejos queda la década de los 50 cuando los Bismarck, los Rothschild y sobre todo los Hohenlohe y de Mora y Aragón pusieron de moda este antiguo pueblo de pescadores reconvertido en gran Municipio de la Costa del Sol. Ahora de vez en cuando se deja ver Gunilla, pero no por eso ha perdido un ápice de encanto. Lo que más sorprende cuando no se la conoce es la esencia de pueblo andaluz que todavía conserva. Es como si toda la jet-set del mundo no hubiera podido arrancar un corazón que late al ritmo de la Málaga profunda.

Aunque Marbella hace tiempo que alcanzó la mayoría de edad, todavía hay partes sin alterar. Por ejemplo, la famosa plaza del Ayuntamiento, que se hizo tristemente conocida en la época de tanta corrupción. Hoy las unidades móviles de las televisiones no aparecen por allí, y en su lugar toman posiciones los vecinos que se colocan en los bancos dispuestos a pasar la tarde junto a los niños chicos. Bueno, con los pequeños, y con los no tan pequeños, que de repente los menores improvisan un tenderete para intentar vender cualquier baratija a los turistas.

Es sábado y el casco antiguo rezuma vida. Sobre todo cuando encontramos una boda. No hay muchos invitados, pero se ve que están los que quieren los novios…Algo de familia y muchos amigos que vuelven loco al fotógrafo porque todos quieren colocarse a la vez. Me gustan las bodas. Me gusta encontrármelas porque es el recordatorio de que la vida sigue y de que los enamorados se casan a pesar de las dificultades que se pongan por delante.

Lo que sí os aconsejo es que busquéis un buen lugar para disfrutar de la puesta de sol en esta comarca famosa por sus ocasos. El más cómodo es el ‘Belvue Rooftop’ Bar en el ‘Amare Marbella’ que abre solo 3 horas al día para que sus clientes y visitantes puedan aprovechar el momento en el que la luz se marcha y proyecta en el horizonte multitud de tonalidades cromáticas…Hacerlo mirando al mar y de espaldas a La Concha, la montaña responsable del microclima de la zona, es un privilegio que nos recuerda que se puede ser feliz con pequeñas cosas. El mar determina todo en el Amare. Se puede ver desde algunas habitaciones, las más preciadas, y desde toda la sala del desayuno donde se pone mucho cuidado en los pequeños detalles. Productos naturales, ecológicos, de muchas variedades y nunca envasados. ¿El mejor ejemplo?, los 250 kilos de naranjas naturales que todos los días exprimen a primera hora de la mañana. Se trata de que cada cliente reciba su vaso con jugo nada más sentarse.

Cerca del Amare se encuentra El Fuerte, el primer establecimiento de la cadena comprado por José Luque Manzano, un sevillano emprendedor y atrevido que abrió aquí el primer hotel de Marbella Centro cuando todo el mundo se lo desaconsejaba. Un establecimiento cinco estrellas por el que han desfilado desde Walt Disney hasta Lola Flores en su época de máximo esplendor. Hoy este lugar es el más antiguo y el de más solera de toda la cadena. El único que no cierra en todo el año y en el que se ubica un pequeño museo en el que se ve la evolución y modernización de la hostelería en la Costa del Sol en los últimos 50 años.

Aunque antes de salir a la calle a lucirnos nos hemos puesto a punto, no hay que renunciar a unas buenas tapas de esas que saben de rechupete en el sur. Tenéis un montón de opciones, pero yo os propongo 2. Una, quedaros en el hotel y disfrutar del restaurante ‘Belvue' donde no os faltarán platos tradicionales y también algunos más modernos al borde de la playa …La segunda es acercaros a Back Tapas &Bar un agradable espacio montado por uno de los discípulos de Kike D’Acosta, todo es realmente sabroso, así que elegid lo que queráis porque os chuparéis los dedos. Eso sí, dejad sitio para el postre, porque es exactamente igual que subir al cielo. Y para demostrároslo aquí van algunas de las sugerencias de la casa: chocolate blanco de otra época con crema de vainila y yogourt de pistacho; flor de jardín con chilboust de fruta de la pasión y ganapiñado de sésamo y menta; babá de zanahorias moradas de cuevas bajas con crema de zanahoria y jengibre, granizado de ginebra y manquilla de hierbas…Y así unas cuantas recetas más con las que puedes relamerte sin siquiera verlas.

Marbella y el Amare son un buen sitio para descansar, relajarse y disfrutar, sin niños porque es uno de los hoteles recomendado para parejas. Frente al mar, disfrutando de buena gastronomía y con multitud de pequeños caprichos, uno se pregunta, ¿a qué sabe la vida? A Amare, respondo yo.