Una conversación por teléfono de Choches con un señor Marques sirve para que Quesada y Benito se den cuenta de que piensa celebrar una fiesta por todo lo alto. Botellas de tinto reserva, champagne en las neveras... todo pinta estupendo.
Desaparecen todas las ganas de escaquearse y ahora la oficina al completo se quiere acoplar a la fiesta. Tratan de seducir a Choches agasajándola con cañas después del trabajo y todo tipo de adulaciones.
Hasta Victoria se ha tomado la molestia de comprarle un regalo que luego ha resultado ser carísimo. El problema es que, llegado el momento, con el vigilante nocturno vestido poco menos que de Arman, Choches pasa de todos ellos.