Marcelo , el demandante, dice que lleva muchísimo tiempo teniendo que escuchar la emisora de radio que pone su compañero de trabajo día tras día. Esta emisora es de temática religiosa, y defiende que esto interfiere en su trabajo y es una ofensa contra su persona, ya que no es creyente y no tiene porqué ser adoctrinado.
Diego , el demandado, alega que esta emisora le ha ayudado mucho en la vida, y que gracias a ella ha superado muchos baches y ha logrado ser feliz. Es más, insta a su compañero a que la escuche para dejar de ser ateo y para poder alcanzar la felicidad, que según Diego, no tiene.
Según Marcelo, "He intentado hablar con él por activa y por pasiva, le he propuesto poner otras emisoras de radio, me he puesto incluso tapones y no hay ninguna manera de que Diego quite esa emisora. Pero ya no estoy dispuesto a seguir aguantando esto". El demandante ha añadido que "Yo respeto tus ideas, pero así no se puede trabajar".
Diego, por su parte, dice que "En esta radio puedo escuchar los mensajes que Dios tiene preparados para mí y no pienso cambiar". Además, le dice a Marcelo que "Es importante que dejes de lado la vida que llevas desde hace años. Yo escucho esa radio porque creo que tiene unos mensajes que están destinados para Marcelo. Y yo estoy aquí para transmitir el mensaje que Dios quiere que transmita".
El veredicto de Diego Larraz
Al no haber acuerdo entre las partes, el juez Diego Larraz ha tomado una decisión. Se ha dirigido principalmente a Diego para decirle que "Con la Constitución Española de 1.978 pasamos de un estado confesional a un estado laico. Eso significa que en nuestro país se puede creer cualquier cosa o no creer nada, no hay ninguna obligación de credo. Usted está haciendo un uso desmedido de sus facultades y de sus derechos, y esos derechos están infringiendo un agravio prolongado a su compañero de trabajo. Hay una cosa que es muy importante, en un lugar de trabajo lo accesorio sigue a lo principal. Aquí lo accesorio es que usted escuche la radio, lo principal es trabajar. Si eso afecta a su compañero, usted no lo puede hacer. Usted, por tanto, de ahora en adelante, se debe poner los cascos para escuchar la radio porque usted no puede adoctrinar a una persona que no quiere recibir ningún proxelitismo de ningún tipo, no se lo puede imponer porque está violando sus derechos constitucionales. Yo le estoy ordenando que si quiere seguir escuchando su radio, la oiga pero para usted mismo. Esa es mi decisión".