Seis meses después de la muerte de la duquesa de Alba, la situación económica de Alfonso Díez es agónica. Según Beariz Cortázar, si no se soluciona el tema de la herencia, el viudo de doña Cayetana se está planteando vender alguna de sus propiedades. Además, Alfonso Díez está solo y quien más compañía le hace es su perro.