Este martes conocíamos el deseo de Miguel de abandonar la casa de Guadalix gracias a las imágenes inéditas que ha emitido 'Hazte un selfi'. Puede que esta decisión repentina del concursante se haya debido a la última bronca que ha tenido con Bea y Meritxell.
Por la mañana, durante una charla distendida, Bea bromeaba con la supuesta sordera de Miguel, que no había oído bien a su compañera, hasta el punto de compararle con el Sr. Burns. "Haces cosas muchas veces que haces gracia, pero puedes joder a la gente" decía Miguel. Para qué queríamos más. Una simple broma momentánea de Bea ha empezado a hacerse bola, una bola que molestaba desde un principio a Miguel. Y es que a Meri le ha hecho mucha gracia la comparación y, lejos de quedarse en una simple comparativa entre Miguel y un viejecito falto de oído, las dos concursantes han comenzado a buscar parecidos entre el personaje animado de 'Los Simpson' y Miguel. Miguel le ha dedicado un "ojalá algún día se rían de ti por tu físico" a Meri, mientras Bea aclaraba: "¡Que no es por el físico, que es por parentesco!"
La 'bola de la broma' ha molestado especialmente a Miguel después de que, hace unos días, se decidiera a raparse la cabeza y quemar su peluquín para sentirse más "libre". La bola se ha hecho un poquito más grande durante la comida, cuando Bea y Meri no han podido aguantar la risa -que quizás no estaba provocada por la broma de Miguel...-, lo que ha provocado que Miguel abandonase la mesa. Rodrigo en seguida ha entendido lo que pasaba y ha dicho: "Sí que tiene gracia, pero a él [Miguel] no se la hace", para abroncar levemente a Bea horas después.
La cosa no ha quedado ahí. Por la tarde, mientras ensayaban la prueba, otras risas entre Meri y Bea sin venir a cuento han ofendido a Miguel que, finalmente, ha estallado: "Llevan tocándome los cojones todo el día, estoy hasta los huevos. Estoy aquí intentando superar un problema de autoestima como para que me vengáis aquí con rollitos." Sorprendentemente la única que ha saltado ha sido Meritxell, que ha intentado lavarse las manos. Bea, sorprendentemente, se ha mantenido callada ante las quejas de Miguel.