Sor Lucía les ha contado a ellas cómo es un día de su vida: “Me levanto todos los días a las cuatro y media de la mañana, cuando no hay nadie en Twitter ni en Facebook. Me dedico a rezar y a leer hasta las nueve y media que doy misa. A partir de ahí, como vivo cerca de los más necesitados y nunca sé lo que van a necesitar, no sé dónde voy a estar cada día”.