Las lágrimas de Carlota salen a la luz cuando recuerda el día en que su médico le dijo que estaba en un nivel de grasa visceral por encima de lo normal, un dato que podría convertirse en perjudicial para su salud si esto no lo paraba. Lo primero que pensó fue en su familia y se convirtió en el punto de inflexión para que ella cambiara. Finalmente asegura estar feliz de su progreso y orgullosa de haber conseguido su gran reto.