A finales de 2002, Aurora Díaz hizo pública su petición de paternidad a Jaime Ostos. El torero dejó claro en varios programas de televisión que estaba seguro "al cien por cien" de que la niña no era suya y que no se hacía las pruebas de paternidad porque Aurora era una "señora de vida alegre". Pero tras una larga lucha, en 2006 Aurora consiguió su propósito y un juez dictaminó que Jaime Ostos es el padre de Gisela.
La sentencia del juez no cambió en nada la vida de Gisela, que confesó que toda la lucha de su madre no le había servido de nada: "Aunque lleve el apellido Ostos, ¿de qué me sirve? Yo en realidad no tengo padre". La hija del torero recreó las palabras que le dijo su madre para contar cómo se enteró de quién es su padre: "Creo que tienes la suficiente madurez para decirte algo muy importante. Tú tienes un padre que se llama Fernando y te quiere mucho, pero ese no es tu padre de sangre, tu verdadero padre es un torero y se llama Jaime Ostos".
Desde ese momento, Gisela intentó por todos los medios contactar con Jaime Ostos, pero todos sus esfuerzos no sirvieron de nada. "A mí me hacía mucha ilusión conocerle, pero he tenido que ver como mi padre me rechazaba en televisión", aseguró. Actualmente, Gisela ya no tiene tanto interés en recuperar a su padre, según ella, "nunca he tenido un padre que me haya ido a buscar al colegio", por lo que ya no se desvive en recuperar el tiempo perdido con el torero.
Lo que sí reconoció es que le encantaría que su padre le explicara por qué siente ese odio hacia ella, por qué ha pagado en ella el rencor que siente hacia su madre y por qué ni siquiera ha querido conocerla. Además, explicó que su madre, la persona a la que más quiere, ha sufrido mucho por culpa de Jaime Ostos y, aunque no le tiene rencor, esa espinita la llevará siempre clavada: "Cuando tenía ocho años mi madre cayó en una depresión terrible y yo le llevaba las pastillas a la cama".
Gisela confesó también que lo que más le ha dolido de su padre fue que dijera en un plató de televisión que "yo apuntaba manera de prostituta como mi madre", estas palabras le afectaron mucho, aunque su ilusión por escuchar una explicación lógica por parte de Jaime Ostos la lleva a afirmar que no cree "que sea tan mala persona como parece, hasta que yo sepa todo, que a lo mejor no lo sé nunca, no voy a poder juzgarle de una forma dura. Por eso no le guardo rencor, lo único que quiero es una explicación".
Los colaboradores le preguntaron que, si tantas ganas tiene de hablar Jaime Ostos, por qué no se había presentado nunca en la puerta de su casa y había llamado a su puerta. La respuesta no pudo ser más sincera: "Tengo miedo a su reacción, miedo a sentirme realmente rechazada por él". Gisela, sin embargo, reconoció que llevaba tanto tiempo esperando el encuentro que ya no tenía la misma ilusión e, incluso, confesó que este tema ya no le hacía llorar.
Antes de que la entrevista llegara a su fin, y con la esperanza de que su padre, Jaime Ostos, pudiera estar viéndola, quiso mandarle un mensaje. "Le pediría simplemente que, si realmente no cree que es mi padre, se haga las pruebas de ADN y si no que haga por tener un acercamiento conmigo. Incluso si no quiere un acercamiento, por lo menos que reconozca públicamente que soy su hija y no su supuesta hija", concluyó Gisela.