Empujones, una cámara rota y algún que otro trozo de tortilla

DÉBORAH ABIZANDA 27/06/2008 23:22

Un móvil, una cámara de fotos y un micrófono. Aunque una no tiene tres manos el alma de pulpo que siempre he llevado dentro sabe hacer acto de presencia en los mejores momentos. Y es que trabajar para Internet es lo que tiene: la imagen y el vídeos son vitales, y si pueden ser instantáneos, mejor. ¡Que el mundo virtual no espera!

Aunque muchos compañeros de profesión estaban igual, con menos herramienta de trabajo multimedia, todo hay que decirlo, la lucha real consistía en quitar el puesto a la afamada vecina o al desocupado adolescente que llevaban horas apostados a las puertas de la casa de Belén Esteban. Y es que la ocasión lo merecía.

La mayoría de las personas que estaban aguantando cuarenta grados a la sombra para ver a 'La Esteban' viven en al portal de al lado, se la han encontrado comprando en el 'Carrefour' o paseando por el parque con Andreíta y Carmen, su madre. Así, cuando Belén salió a través de la característica puerta roja de su urbanización, la avalancha de personas apenas permitía disfrutar del minuto de oro que tanto tiempo llevábamos esperando. Lo bueno de estar metido entre la masa es que esta te acerca hasta el punto deseado, esto es, la de San Blas; lo malo, es que te conviertes en objeto de pisotones y empujones. Por culpa de uno de estos fue por lo que Un golpe mortal e irrecuperable, y para más 'inri', debajo de un coche. se me calló la cámara ¡¡de redacción!!

Cual fue mi sorpresa cuando a levantar la cabeza observo que dicho vehículo va arrancar en cuestión de segundos ¡¡porque iba Belén dentro!! En esos momentos es cuando una reportera de riesgo se calza el casco, las rodilleras y lo que haga falta para recuperar una cámara, que aunque insalvable, sí tiene una tarjeta de memoria valiosísima. 1Afortunadamente el coche de 'la Esteban' viró a la izquierda, lo suficiente como para introducir mi brazo debajo del vehículo ¡y recuperarla! Misión cumplida.

La siguiente parada era el Palacio del Negralejo. La prueba de que Belén es un inesperado fenómeno de masas es que hasta allí se acercaron algunos seguidores incombustibles, y anónimos, de la casadera para ser testigos de todo lo que ocurría en los alrededores del salón de bodas, una finca enorme con preciosos espacios y mucho mosquito, por otro lado.

Aquí la cosa estaba más tranquila. No faltaban nuestros compañeros de 'Está Pasando' y periodistas, cámaras y fotógrafos de todas las cadenas. ¡Cuánto da de sí 'la Esteban'! Entre botellas de agua, cables enrollados a las rodillas y enormes focos, Óscar Martínez se apiadó de una deshidratada prensa y trajo dos cervezas, que compartimos. Ya se sabe que ante la adversidad, aparece la unión.

Una unión que acaba en el mismísimo instante en que se encuentra 'el objetivo' en escena. A partir de ese momento, todos somos buitres carroñeros (unos más que otros, puntualizo) y no hay piedad. A las diez y veinte de la noche, la pareja, ya casada, formada por Belén y Fran dieron su minuto de oro a los medios de comunicación. Se mostraron realmente afables y colaboradores, con un beso aquí, una sonrisa allá y un aspecto radiante fruto del retoque a última hora. Sin embargo, fue imposible evitar la tensión. Sobre todo cuando sobrepasamos la invisible valla de seguridad. Obedientes, regresamos a nuestro lugar (para entonces, yo ya estaba tirada en el césped con el micrófono en la mano, preguntándome '¿dónde habré metido mis pantalones de camuflaje?'), a excepción de Javi, compañero de 'Está Pasando'. Se retiró, pero no lo suficiente, de hecho, su cabeza estaba exactamente entre los fotógrafos y los novios. Podéis imaginaros el revuelo que se montó. Insultos, frases como "a este le voy a dar yo ahora" y mentones levantados ante la mirada expectante de Javi, que no entendía, o no quería entender, lo que había sucedido.

Afortunadamente, la noche terminó mucho mejor. Esperando el taxi que nos llevaría de vuelta a Telecinco, Willy, el cámara, y yo, nos tomamos unas cervezas, tortilla de la buena y un salmorejo de impresión. Dicen que en el cóctel pudieron disfrutar de este manjar. Puedo, sin temor a equivocarme, presumir de que "yo probé el salmorejo de la boda de 'la Esteban'". Muy bueno, por cierto.