Programas de parejas, un favor a la sociedad

ELENA VILLEGAS 18/08/2008 08:08

'Hombres y mujeres y viceversa' ha revolucionado las sobremesas con amores y desamores, con romances que empiezan y corazones partíos antes del enamoramiento. Pobre Verónica; se ha quedado plantada y sin dos pretendientes. Algo así no hubiera ocurrido nunca en 'Vivan los novios' ni en 'Contacto con tacto'. En ambos programas, emitidos en Telecinco entre 1991 y 1994, el tronista sólo elegía un pretendiente entre tres, pero, como diría la abuela, más vale pájaro en mano que ciento volando. Además, en 'Contacto con tacto', en el hipotético caso de que los concursantes se negaran a emparejarse con la susodicha, ésta siempre podría recurrir al presentador, un Bertín Osborne tan generoso que siempre estaba dispuesto a instruir a las participantes en las lides amatorias.

En 'Vivan los novios' (error gramatical del nombre del programa aparte), un recatado Andoni Ferreño hacía que el tronista en cuestión eligiera a su pareja sin verla, guiándose únicamente por las respuestas de los tres candidatos (o candidatas, según el caso). Una vez hecha la elección, Andoni, con la ayuda de Arantxa del Sol, decía eso de '¡muro atrás!' y entonces llegaban las sorpresas. ¿Y si el otro era un callo malayo? Pues daba igual porque el premio era un viaje de esos que pocos podían pagar en aquella época; en ese caso, siempre existía la opción de ligar en la cubierta del crucero de lujo. En 'Contacto con tacto', el destino era el Caribe. ¿Qué más daba el aspecto del acompañante? En lugares así es facilísimo dar el cambiazo. ¡Ay, Verónica! De no haber sido una pipiola en aquellos tiempos, no hubieras salido tan mal parada.

Eso sí, si hubiera tenido pareja en 1993, habría podido acudir con su novio a 'Su media naranja', programa en el que Jesús Puente sacaba a relucir los más oscuros vicios de matrimonios bien avenidos hasta el momento. Maridos que se quejaban de la escasez de pecho y nalgas de la esposa, mujeres que se confesaban insatisfechas... había de todo. Suerte que por entonces lo del divorcio aún no estaba muy de moda; de lo contrario, seguro que la cadena amiga hubiera recibido más de una demanda por daños y perjuicios. Gracias también a la actitud conciliadora de Jesús Puente, que siempre ponía una sonrisa a las respuestas de los concursantes (menos cuando lo surrealista de la cuestión sobrepasaba el límite; entonces, el pobre hombre no podía evitar las caras de sorpresa).1

Todos estos programas son clásicos de la televisión. Tanto se aprovechó su tirón, que se hicieron adaptaciones para mantener enganchados a los espectadores. 'Su media naranja' evolucionó a 'Queridos padres', un programa presentado por Concha Velasco en el que concursaban los padres con dos de sus hijos. Tres familias competían por ver cuál era la que más se conocía entre sí; a más respuestas acertadas, más dinero. Eso sí, con sus riesgos, que algunas de las respuestas no tenían nada que envidiar a 'El juego de tu vida', que ha conducido Enma García este año.

La evolución de 'Vivan los novios' fue 'Vivan los compis' , que mantenía tanto el error gramatical del nombre (vivan en lugar de viva) como las normas del concurso, pero los participantes eran niños. Y cuando de niños se trataba, la presentadora no podía ser otra: Leticia Sabater. Sus comentarios, en ocasiones, superaban a los de los niños.

Otro programa que se aprovechó en otra franja horaria fue 'Vip Noche', el de mayor éxito en 1991. La nueva versión se llamaba 'Vip Corazón' y acudían parejas que, para hacer las tres en raya, debían responder a preguntas sobre la prensa rosa. Esta adaptación del espacio de Emilio Aragón también tuvo sus momentazos.

2 Hubo muchos programas de parejas: 'Invitación de boda' (1994), que era como ir a casa de unos amigos que se acaban de casar y que plantan el vídeo de la boda al primero que pillan, pero en la tele (con el mando como vía escapatoria); en el mismo año se emitió 'Una pareja feliz', en el que las parejas se pedían matrimonio ante las cámaras y hacían todo tipo de pruebas para ganar y que el bodorrio les saliera gratis. (Mención aparte merece la presentadora, Anne Igartiburu, cuya escasa experiencia la obligó a cantar y a bailar las melodías más insospechadas, pero esos vídeos los dejamos para más adelante; por eso de que estén ustedes atentos a la web).

Cada uno de estos programas tenían un premio; viajes o dinero, pero los ganadores no se iban con las manos vacías. ¡Pobre Verónica! Ni maromo ni premio. No desesperes; el mar está repleto de peces.