Sin cuerpo no hay delito

TELECINCO.ES 29/07/2008 12:03

El 21 de febrero de 2000, los Mossos d´Esquadra de Lleida reciben una denuncia por la desaparición de un jubilado de 63 años, del que sus amigos no saben nada desde hace cuatro días. Es Lorenzo Solves Pons.

Lo primero que revisa la policía son los movimientos de su cuenta bancaria. En poco más de tres horas, se retiran 1.500 Euros, utilizando la tarjeta de crédito en diferentes cajeros de Lleida. Dos días más tarde, se registra una última operación de 3010 Euros, que deja a cero la cuenta de Solves, en total se sacan 1810 euros. Podrían ser movimientos realizados por el propio Solves pero, la cámara de seguridad de uno de los cajeros demuestra que no es él, el que utiliza la tarjeta y que al menos hay dos personas implicadas en su desaparición.

La mujer es el cebo, se cita con el anciano en el bar Gol de Lleida y le convence para que se suba con ella al coche de Caldero. El proxeneta está convencido de que Lorenzo tiene mucho dinero y quiere extorsionarle hasta conseguir su número de cuenta y su código secreto.

Los tres se dirigen hasta una finca, una vez allí, Caldero somete a tortura a Solves, su objetivo es conseguir el número secreto. Caldero ata al anciano en una silla, le introduce un trapo en la boca y le golpea durante una hora, Solves confiesa el número secreto de la tarjeta pero, asegura que sólo tiene 1800 Euros.

En la chimenea los investigadores encuentran restos del plástico con el que se expide el DNI, sospechan que se trata del documento de identidad de Lorenzo. Los Mossos también encuentran sangre de la víctima en la silla del comedor y una huella sobre la mesa de la escena del crimen.

Unas semanas después, y presa del pánico Pilar manda una carta al juez de instrucción en la que le anuncia que está en huelga de hambre y que seguirá así hasta que sea recibida por él a solas. Durante este encuentro, Pilar cuenta a los agentes dónde se encuentra el cadáver de Solves. Se trata de un lugar lo suficientemente aislado cómo para que hubiese sido imposible encontrar el cuerpo. En un camino forestal se encontró una marca de neumático que coincidía con las ruedas utilizadas con el vehículo de Caldero. En esa misma zona se encontró el cuerpo de Solves cubierto totalmente de cal, una cal que al no haber llovido había conservado perfectamente el cuerpo del jubilado. Incluso se podían apreciar los golpes que había recibido antes de morir.

La escalofriante declaración de Pilar termina con una confesión de Caldero le hizo justo en el momento de enterrar el cuerpo de Solves. Le comentó que había matado a un tal Cabrera y que en el canal había más de un cuerpo que había tirado, a los que les ponía un cubo de cemento para que no saliesen a flote.

Albert Caldero fue condenado a 30 años de cárcel, la pena máxima por el asesinato de Lorenzo Solves, sólo aplicada con anterioridad en Lleida en el caso de Serafín Cervilla. La sentencia considera que Pilar actuó bajo la atenuante de miedo insuperable y es condenada a 3 años de prisión.

En el caso sólo queda una incógnita, sí más ancianos cayeron en algún momento en manos de Caldero.

A pesar de que intentan ocultar sus rostros, los Mossos identifican en la imagen a Pilar Vargas, prostituta de la que el desaparecido era cliente y Albert Caldero, proxeneta y delincuente habitual. Violación, robos con intimidación, tenencia ilícita de armas... Albert Caldero es muy conocido y temido por su larga lista de antecedentes policiales. Es una figura siniestra que genera una atmósfera de miedo en su entorno. Nadie en Lleida quiere hablar de él.

Cuando es detenido por la desaparición del jubilado, Caldero le dice a un policía que si no hay cuerpo no hay delito, lo que no puede ni imaginar es que Pilar Vargas, está a punto de confesar ante el juez que es lo que pasó la noche del 17 de febrero.

Así sucedió todo

Pilar dice que ayudó a Caldero porque estaba asustada debido a sus constantes amenazas pero que no puede sospechar dónde se encuentra el cadáver aunque, facilita a los Mossos un dato clave: "Caldero introdujo el cadáver del señor Solves en el vehículo y también un saco de cal para enterrarlo en el campo".

La sentencia