Entre hielo y lava

SANDRA SALINAS 31/03/2008 14:09

Debido a su paisaje plagado de volcanes y glaciares, la bicicleta no es el medio de transporte más utilizado para recorrer la isla. Sin embargo, nos subimos en nuestro particular medio de transporte para disfrutar de la óptica del cicloturista del paisaje único con el que la isla nos obsequia.

Islandia roza los límites del círculo polar ártico. Su constitución, que ocupa más de 100.000 kilómetros de extensión, es de constución volcánica lo que convierte nuestro viaje en una travesía con muchos obstáculos pero también con la ventaja de observar y disfrutar el paisaje desde un punto de vista diferente y cercano.

La mejor época para viajar a Islandia es desde finales de junio hasta principios de agosto, fechas en que el clima no es tan gélido sin que las temperaturas son más moderadas. A pesar de todo, la temperatura en verano no logra sobrepasar los 20 grados centígrados.

En cuanto al alojamiento, a lo largo de toda la isla, debido al turismo, se sitúan todo tipo de zonas de acampada que están abiertas entre junio y septiembre. Situadas en zonas donde el paisaje ofrece múltiples vistas, los espacios de acampada son los más idóneos para una ruta cicloturista.

Camping de autocaravanas, cabañas en los árboles, vecinos cuyas casas acondicionan para acoger a turistas… todos ellos ofrecen la posibilidad del alquiler de bicicletas aunque no este no sea el medio de transporte más utilizado en el país debido a las gélidas temperaturas que dominan a lo largo del año.

Sin embargo, un cicloturista puede comenzar su ruta en lo misma capital de Islandia, Reykiavik, una ciudad apacible durante el día. Cerca de la capital podemos desplazarnos hasta la famosa laguna azul, uno de los principales atractivos turísticos ya que es una gran piscina de agua caliente.

Una excursión adecuada para el cicloturismo es la de montaña. Para ello, no s desplazamos hasta la Cascada Gullfoss, considerada la más espectacular de Islandia.

Pero, sin duda, una visita ineludible es el Glaciar Vatnajökull, el más grande de Europa con 8.400 kilómetros cuadrados de superficie. Un lugar idóneo para despedir nuestra visita a la isla.