El ambiente que envuelve el habitáculo rompe radicalmente con la simetría que caracteriza a todos los vehículos de la firma. Es un coche al más puro estilo americano, de esto no cabe ninguna duda. Pero el diseño del volante y la distribución de los elementos en el salpicadero denotan una influencia europea muy destacable.
El espacio interior del Cruze es más amplio de las generaciones anteriores . Por ejemplo, es más grande que el Opel Insignia, especialmente en la zona posterior donde Chevrolet ha incrementado sensiblemente el espacio para estirar las piernas.
La oferta mecánica de este Sedan está compuesta por dos motorizaciones de gasolina y una de gasóleo. Todas ellas van provistas de serie de una caja de cambio manual de cinco velocidades, pero por primera vez en su historia Chevrolet permite introducir en el Cruze una transmisión automática de seis marchas. En concreto, en la versión 1.8 LT de 141 caballos.
Sin embargo, y aunque siempre suelen ser los modelos de gasolina los más enérgicos, esta vez es la variante diesel de dos litros la más poderosa de la gama. Rinde 150 caballos de pura raza y si exprimimos al máximo las cualidades dinámicas de su motor, podemos alcanzar con facilidad los 210 Km. /hora de velocidad máxima y todo con un consumo que roza lo ridículo: 5,6 litros a los 100 en ciclo mixto.
De hecho, en General Motors afirman que el Cruze podrá recorrer hasta mil kilómetros sin necesidad de repostar. Sin duda, este modelo es uno de los proyectos más ambiciosos de la factoría de la Cruz y prueba de ello es toda la publicidad que ha puesto a su disposición el gigante norteamericano. Caso parecido ocurre en el capítulo de la seguridad.
Entre otros elementos, el Cruze incorpora de serie una carrocería de alta resistencia conocida como HSS y unos paragolpes especiales que absorben la energía del impacto. Tiene condiciones, es versátil y, sobre todo, es un autentico Sedán americano.