El seleccionador que llevó a España a ganar un Mundial tuvo un papel muy importante en la guerra de los clásicos vivida entre Madrid y Barça en 2012. Tanto Casillas como Xavi reconocen que su voluntad por apaciguar a los rivales ayudó a que La Roja lograra su tercer éxito consecutivo, la Eurocopa de Ucrania y Polonia.