Después de recuperar el trono del Balón de Oro tras cinco años desde que lo levantara por primera vez y de conquistar al fin la Décima con el Real Madrid, Cristiano Ronaldo venía lanzado al Mundial. Pero una lesión en su rodilla izquierda de la que no se termina de recuperar al cien por cien y un equipo que no le acompaña le han frenado en seco.
Aunque él, y todo compañero que se pone ante un micrófono, niegue la mayor y asegure que su estado físico es el idóneo, verle después de los entrenamientos con una bolsa de hielo en la rodilla izquierda afectada y cojear en momentos puntuales sobre el terreno de juego, deja en evidencia que no está en su mejor forma. Y eso se transmite en un bajón notable en su rendimiento.
El momento del comienzo de su viaje en Brasil que llevaba esperando cuatro largos años se tornó en pesadilla con el baño de cuatro goles que endosó Alemania a los portugueses. Contra Estados Unidos era la oportunidad perfecta para levantarse y demostrar que el partido ante los germanos solo fue un traspiés difícil de digerir, pero volvieron a fallar.
Empataron cuando estaban a punto de caer en el abismo y ahora penden de una cuerda demasiado fina como para agarrarse a ella. Por eso, tras disputar su segundo partido en la sofocante Manaos, Cristiano explotó ante los medios y dijo lo que de verdad sentía, que tenían un equipo muy limitado como para llegar a creer que podían levantar la Copa del Mundo.
La decepción de Ronaldo no solo se queda en los límites del vestuario de los de Paulo Bento, sino que aumentará al ver que dos de sus máximos rivales en la carrera por ser el mejor del mundo están copando los titulares más bonitos de este Mundial. Neymar y Messi son las dos puntas de lanza de sus equipos y no hay partido que no solucionen con sus goles.
Si Brasil y Argentina ya están en octavos es, sobre todo, gracias a las actuaciones de las dos estrellas azulgranas. Messi, aunque al trote, se ha mostrado imparable con su precisa zurda y Neymar, con el liderazgo que no asume en el Barcelona, se ha echado a toda Brasil a su espalda con tan solo 22 años. Un protagonismo que para CR7 ha sido inalcanzable.
El luso no acaba de brillar en los Mundiales como de su talento se espera. Sus participaciones han ido de más a menos. En su primer torneo internacional en Alemania 2006 Portugal cuajó una notable actuación llegando hasta las semifinales pasando como primera de grupo con un pleno de victorias y eliminando a Holanda e Inglaterra, pero Francia les alejó de la final y luego el anfitrión les ganó el tercer puesto. En esos seis partidos, Cristiano solo marcó un gol.
En Sudáfrica 2010, Ronaldo llegaba ya con un Balón de Oro bajo el brazo, pero su protagonismo no pasó de discreto. Tras clasificarse como segundos en el grupo de Brasil, cayeron en octavos ante España. Solo cuatro partidos en los que solo marcó un tanto. Ahora, en su tercer Mundial puede marcharse más pronto que nunca y con su casillero de goles sin estrenar. Solo un milagro podría devolverle la sonrisa.