Alejandro Talavante, en el Olimpo de la Tauromaquia en menos de un año

INFORMATIVOS TELECINCO 10/03/2009 19:04

Desde muy niño, Talavante acudía a las plazas junto a su abuelo materno. Y una de esas tardes, el futuro matador decidió cuál sería su profesión después de que José Tomás le entregara una de las orejas que cortó en Pardaleras. Con once años, mató su primer becerro y un año después se vistió por primera vez de luces, en Mérida.

Talavante continuó su buena progresión, convirtiéndose en el 2003 en alumno destacado del Centro Taurino Pacense. En ese mismo año sufrió su bautismo de sangre: una cornada en el muslo derecho en uno de los certámenes de noveles de Francia.

Curiosamente en el 2004 debutó con picadores en el país galo. Tras la buena actuación del joven pacense, tuvo que lidiar en plazas de demasiada responsabilidad para su juventud, como las de Zaragoza y Sevilla. Salió airoso de ambas corridas, pero una grave lesión (siete fracturas en el codo y húmero derechos) le frenó para el resto de la temporada y le afectó durante las dos siguientes.

Reapareció (marzo 2005) a lo grande en Espartinas con cuatro orejas. Su segunda temporada como novillero se saldó con 34 trofeos, toreando en certámenes tan importantes como el de Valencia o Calasparra, entre otros. Aunque en su debut en Madrid falló con la espada, su gran actitud fue suficiente para aparecer en el cartel del 24 de mayo de la Feria de San Isidro. Aquella tarde supuso un punto de inflexión en su carrera. Volvió a pinchar pero una vuelta al ruedo bastó para llevarle a la alternativa.

Morante de la Puebla le convirtió en matador de toros el 9 de junio de 2006 en Cehegín (Murcia) en presencia de El Fandi. Dos orejas de aquella tarde y el rabo en su reaparición en Almeria tras sufrir una nueva cogida, le convirtieron en un torero muy taquillero. Confirmó la alternativa, primero en Nimes, Quito y después en Bogotá. Fue justo allí donde Talavante se operó para retirar los tornillos y las placas colocadas hacía tres años y que le habían condicionado tanto a la hora de manejar la espada.

En España confirmó la alternativa en Las Ventas, de donde salió a hombros después de resultar triunfador en las Fallas de Valencia. Y sólo dos semanas después logró abrir una de las puertas más complicadas: la Puerta del Príncipe de la Maestranza de Sevilla.

Menos suerte tuvo en el 2008. Una regular temporada puso en duda su capacidad, aunque sus actuaciones en dos de las tres tardes que estuvo en Madrid demostraron que Talavante no había desaparecido y que el torero que había pasado de la nada a colgar el cartel de "no hay billetes" en las plazas más difíciles seguía demostrando el valor y la quietud que le dieron a conocer.