El famoso pingajillo se ha hecho el rey en los exámenes. Se introduce en el oído, con un cable se conecta al móvil, se camufla y mediante un micro podemos comunicarnos con el amigo de fuera, el que nos chivara los apuntes. Pero además, las últimas novedades son cámaras en la muñeca para ni siquiera tener que hablar en el silencio de un aula de examen. Se graba la pregunta y el compinche comienza a dictar las respuestas.Son métodos muy cuestionados,los profesores están alerta, ya sospechan si hay interferencias, si van muy tapados en pleno julio. Aprobar con estos métodos puede ser un riesgo y a veces difícil. Los hay que han simulado vendas para camuflarlo y otros que ni siquiera con todo el despliegue, vuelven en septiembre.
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