Hace un mes se derribó por ilegal parte de este bloque. Su dueño, un constructor que no vive en la Cañada, niega que se alquilen habitaciones, pero lo cierto es que el negocio sobre este terreno público sigue funcionando.
Ni el dueño del bloque, ni el portavoz de los vecinos quisieron aparecer en este reportaje. Este último acusó fuera de las cámaras que los medios somos amarillistas. El caso es que algunos vecinos, ahora que ven cómo se empiezan a derribar construcciones ilegales, se sienten engañados al haber comprado terreno público del que los vendedores les dijeron que nos les podían echar. Los vendedores, los primeros en ocupar la Cañada hace unos 30 años, fueron españoles que ahora venden a los inmigrantes trabajadores que no pueden acceder a una vivienda digna.
Por otro lado es importante distinguir las dos zonas de la Cañada Real Galiana, dividida por la Autovía de Valencia. En una parte se concentra la zona de venta de droga y mientras que en la otra vive una población de inmigrantes trabajadores que intentan buscarse la vida día a día. Suerte.
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