Ella asegura que al principio se llevaban muy bien, que eran muy amigos. Pero poco a poco él se fue transformando y las drogas que consumía no ayudaron nada: "Ya empezó todo mal, en lugar de hablar empezó a usar las manos" pero no lo he llegado a denunciar. Estaba tan ciega por él que pensaba en su bien, no en hacerle el mal" el amor es ciego, te ciega tanto, que no ves nada".
La otra cara de la moneda es la de Juan. Tiene sólo 15 años y ya ha cumplido una medida por agresión. Una infancia difícil, problemas de drogas y alcohol y dificultades para controlar la violencia le han llevado a convertirse en un joven maltratador. Tiene pánico a ser abandonado, arrastra varios intentos de suicidio y su único referente en la vida ha sido la violencia. En Santiago 1 le están dando una oportunidad. Se está formando como camarero y vuelca sus ilusiones en la música y el break dance. Por primera vez, vicios sanos.
El director de la casa escuela y terapeuta Jesús Garrote, apuesta por la reinserción: "Hay que darles alternativas, una opción de formación profesional y estudios. Aquí también tenemos una escuela de circo para que tengan una forma de divertirse sana. La afectividad también es importante, hay que dedicarles mucho tiempo, que vean que somos capaces de quererlos bien. No se fían de los mayores porque tienen experiencias negativas. Hay una frase de un chaval muy significativa: si eres bueno, nadie te recuerda y si eres malo, nadie te olvida".
Jesús tiene una larguísima experiencia como educador. Este terapeuta y biólogo lleva ocho años dirigiendo la casa escuela donde convive con jóvenes con todo tipo de problemas y con su propia familia. Entre los internos hay de todo: víctimas (menores en acogida), delincuentes y agresores, jóvenes inmigrantes y españoles, mayores y menores de edad. La clave del funcionamiento de este centro es la confianza: "El día que pongan un guarda de seguridad aquí, yo dimito", nos dice Jesús.
Este terapeuta, que conoce a fondo el problema del maltrato juvenil asegura que a menudo se frivoliza: "no es tan fácil dejar a un chico con el que has estado: déjalo, dicen los psicólogos" sí, claro, si ella lo tiene claro, dar el consejo es muy fácil, pero tiene miedo por las consecuencias, que a veces son reales. Si le aconsejas a una chica que lo deje y sabes que hay un riesgo tendrás que darle un medio seguro para que una vez que lo haya dejado, no venga él y la mate".
Sólo una de las 75 mujeres asesinadas en 2008 por sus parejas era menor de edad. Sin embargo, según los expertos, es fácil detectar machismo entre los jóvenes, que siguen teniendo visiones erróneas sobre la igualdad y las relaciones afectivas. Acompañamos a Guillermo Magán, educador de la Fundación Mujeres, a un taller en un instituto de Madrid. Son dos sesiones tutoriales donde se charla con estudiantes de tercero de la ESO. La intención es concienciar a los jóvenes sobre la violencia de género y contribuir a desmontar mitos. Según Guillermo la causa de la violencia para ellos tiene que ver con el consumo de drogas y alcohol, traumas infantiles, problemas mentales, problemas económicos.
Él les informa de que la única causa es el machismo, el origen del problema: "cuidado con pensar que el alcohol es la causa de la violencia porque en casos reales él lo utiliza como excusa, y ella como justificación: no, cariño mío, si yo te quiero mucho, pero es que había bebido" les pone como ejemplo a los alumnos. "Porque, vamos a ver, yo me tomo dos cañas y no llego a casa y violento a mi pareja, ¿no?... el alcohol no te pone nada que no tengas en el tarro ya "les espeta coloquialmente- el agresor puede beber o no, puede drogarse o no, pero lo que siempre, siempre será, es machista".
Ya fuera de clase Guillermo, el educador, nos explica: "Nos encontramos casos de chicas que ya han sido violentadas por su pareja, si no violencia física al menos sí relaciones de control y dominio donde él controla el móvil, las compañías, la ropa "muy frecuentemente".
Prevenir y educar desde edades muy tempranas es el mejor instrumento para luchar contra la violencia de género. En estos talleres enseñan a las menores a identificar ciertas señales en su pareja que podrían desembocar en un futuro en reacciones violentas. Pero también les enseñan a ellos, a los chicos, a detectar si son machistas y si establecen relaciones dominantes.
Según las cifras del ministerio de Igualdad en lo que llevamos de año cerca de una treintena de mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas.
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