Sebastián Castella, el torero que vive envuelto en un halo de soledad y misterio nos cita en la ampliación que su amigo Jean Nouvel diseñó en el Reina Sofía. Allí, con una imagen moderna distinta a la que se espera de un torero, reflexiona sobre una temporada que acabó como triunfador. "Ha sido una temporada llena de emociones fuertes, y con una evolución muy grande en mi toreo".
Las dos tardes que marcaron la diferencia fueron las de Madrid. Puerta grande en San Isidro y mismo éxito en octubre en una tarde que marcará la biografía de este francés. "Son días que son muy especiales. Fue algo muy grande y creo que aquella fue la tarde de mi vida".
En su país, Francia, donde la Fiesta vive su edad de oro, Castella continúa marcando una época. La próxima temporada cumplirá diez años de alternativa. "La verdad es que recordando, ha pasado rapidito". Será ahí cuando volveremos a ver de nuevo a este joven veterano al que la crítica asegura que asusta al mismísimo miedo.