Vietnam: un país en constante movimiento

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 07/11/2009 00:00

Hay que aclarar que cuando hago referencia al ruido, me refiero a un ruido constante. Este es debido, principalmente, al modo en que tienen de circular por las carreteras. Siempre están colapsadas pero, al mismo tiempo, todo el mundo permanece en movimiento en una especie de acto sincronizado. Para hacerte saber que están cerca de tí lo que hacen es usar el claxon. Pero como todos lo utilizan a cada segundo, no sirve de mucho, aunque a ellos parece funcionarles el sistema. En el tiempo en el que permanecimos allí, no vimos ningún accidente.

Por supuesto, tanto las motos (que es lo que más abunda) como el resto de vehículos circulan despacio, pero al turista no deja de sorprenderle el hecho de que las señales de tráfico estén únicamente como un mero adorno. Lo mejor que se puede hacer es seguir la corriente y hacer lo que hacen los viandantes locales: lanzarse a la calzada, sin miedo, pues ellos están más que acostumbrados y te esquivarán. Una vez que hayas conseguido moverte por sus calles (más bien por sus carreteras, pues sus aceras están ocupadas con puestos con todo tipo de artículos) es el momento de visitar los lugares de mayor interés.

Ho Chi Minh

Es imposible (o más bien imperdonable) hablar de Vietnam y no hacer referencia a quien fue el primer Presidente de la República Democrática de Vietnam: Ho Chi Minh.

Hace ya 40 años que murió en su casa de Hanoi de un paro cardíaco, pero todavía son cientos de personas al día las que se acercan a rendirle culto su mausoleo, ubicado en la Plaza Ba Dinh.

Precisamente en esa misma plaza, se encuentra el museo que lleva su nombre. Un lugar lleno de simbolismo en el que se pretende mostrar la idea de la paz y las terribles consecuencias que desencadenan las guerras.

Antes de abandonar esta zona, nos pasamos a observar la Pagoda del Pilar Único. Es uno de los lugares de culto más importantes de Vietnam, junto a la Pagoda del Perfume. Fabricada en madera, su diseño asemeja al de una flor de loto, símbolo de pureza para el budismo.

El Templo de la Literatura

Otro punto de interés es el Templo de la Literatura, al que podéis llegar en los típicos ciclos a pedales (tened cuidado porque pueden intentar engañaros y tratar de modificar el precio acordado una vez finalizado el viaje).

Se creó en 1070 para ser utilizado como templo, pero poro después se convirtió en la primera universidad vietnamita. Allí se educaron las élites durante 700 años. Como muestra de ello, se pueden ver decenas de figuras de tortugas (que representan la sabiduría).

Cómo perderse en Vietnam

Resulta de lo más sencillo perderse entre las calles de Vietnam, algo que no importa mucho si se va con algo de tiempo y se quieren ver lugares interesantes que no aparecen ni en las guías, así que no lo dudéis. Dejaos llevar por el instinto, que seguro que encontráis algún que otro sitio que os llama la atención.

De todas maneras, al final uno siempre acaba cerca del lago y es aquí donde pueden comprarse las entradas para las famosas 'Marionetas de agua'. Es un espectáculo lleno de color, música, movimiento... que narra una historia comprensible por todo el que acuda a verla, porque más allá del idioma, los demás sentidos se encargan de hacer entender lo que ocurre en tan singular escenario.

Algo para recordar

De todos los sitios visitados hasta el momento, conviene llevarse algún objeto de recuerdo, puesto que son únicos. En Vietnam, las mujeres pueden optar por hacerse un traje típico del lugar a medida por un precio más que módico (unos 20 dólares. Sí, aquí, al igual que en Camboya es preferible usar el dólar, aunque el euro también lo aceptan y, por supuesto su moneda: los dongs, que al cambio en euros son unos 16.000. Os podéis hacer una idea de los precios que se manejan a nada que se compran un par de cosas).

Hay que contar con que tardan un par de días en hacerlo. Nosotras lo dejamos todo listo antes de partir hacia Halong. A la vuelta ya estaría preparado.

También conviene pasarse por la Iglesia de San Pedro. Tiene aspecto afrancesado, muy similar a la catedral de Notre Dame en París. Resulta chocante y bello, al mismo tiempo.

Y antes de volver al hotel para descansar conviene pasarse por un restaurante de lo más singular. No tanto por su comida (que es italiana, aunque para el lugar, también puede ser chocante) sino por su ubicación. Se encuentra frente al lago y para acceder a él, hay que entrar por una enorme tienda de ropa de la marca Calvin Klein (habéis leído bien). Una vez dentro, os conducirán hasta el ascensor. En la cuarta planta os espera un restaurante con buena comida, buen ambiente y lo mejor... unas impresionantes vistas: ¡Vietnam desde las alturas!

La Bahía de Halong

Un autobús será el encargado de recogeros para llevaros hasta la Bahía de Halong. Antes de llegar, harán una parada 'técnica' para todo aquel que precise ir al baño y, por supuesto, para el que quiera comprar algo (el mismo ritual se repetirá a la vuelta).

Una vez en el barco os servirán la comida (suele ser bastante aceptable) mientras os adentráis en la bahía y podéis ir contemplando los cientos de islotes que os rodean.

Ya por la tarde, el barco atracará cerca de una cueva cuyo aspecto exterior engaña. Comprobaréis a qué me refiero cuando os encontréis dentro. Es mucho más grande de lo que parece y tiene alguna que otra sorpresa que ver.

Cuando volváis al barco os llevaran hasta una zona donde practicaréis Kayak. Es divertido, aunque tenéis que andar con ojo puesto que por allí pasan unos cuantos barcos y no pueden maniobrar con tanta agilidad como para esquivaros.

Cuando cae la noche, lo mejor es contemplar el cielo lleno de estrellas desde la cubierta del barco. El lugar en el que se echa el ancla es común para el resto de barcos con turistas. Hasta ellos podréis ver cómo se acercan constantemente unas pequeñas barcas conducidas por mujeres que ofrecen todo tipo de productos.

La isla de Cat-Ba

Un viaje semejante sin apenas un descanso merecía algún día de playa. Así que algunos de nosotros optamos por ir hasta la isla de 'Cat-Ba'. En ese momento, algunos de nuestros compañeros de viaje se quedaron en el barco en el que estábamos para ir hasta Sapa. El resto, embarcamos en otro que nos llevaría hasta nuestro destino.

Antes de llegar os ofrecerán una vuelta en bicicleta, otro paseo en Kayak y una comida en una isla desierta (sólo están allí las personas que te la sirven).

Una vez en Cat-Ba podréis comprobar que el lugar cuenta, en realidad, con tres playas. Cualquiera de ellas está bien. El mar está en calma, la temperatura es perfecta y no hay mucha gente. Justo lo que se necesita para descansar después de un largo y ajetreado viaje.

De vuelta a Hanoi para tomar el vuelo que nos llevaría de vuelta a casa, no podíamos dejar de pensar en la cantidad de cosas que habíamos visto y los sitios tan increíbles en los que habíamos estado. Es algo que perdurará mucho más allá del mero viaje.