Josef trabajaba con sus abejas cuando le picaron gravemente y se desmayó. Un doctor lo encontró y pensó que el apicultor había sufrido un ataque al corazón y le dio por muerto. "Yo no podía creer que estuviera muerto, el médico sacó un certificado de defunción y tres horas más tarde estaba metido en un ataúd", explica en el diario The Mirror su mujer, Ludmila.
Según informa el diario británico, cuando el ataúd llegó a la funeraria Josef despertó. El director de pompas fúnebre explica que "yo no lo podía creer, el apicultor comenzó a dar golpes a la tapa y a gritar haciendo suficiente ruido como para levantar a los muertos, le toqué el cuello y tenía pulso".
Josef fue llevado al hospital en Katowice, Polonia, y dado de alta después de realizarle diversos controles médicos.
El doctor que le dio el alta ha pedido perdón. Incluso un portavoz de la ambulancia afirma que cuando llegaron "no respiraba, su corazón no latía y el cuerpo se había enfriado".
Josef afirma en el diario británico que "ha sido un milagro, el empresario de la funeraria me salvó la vida", explica, "lo primero que hice cuando salí del hospital fue tomar un tarro de miel de Niza".