Desde que comenzaron las tormentas en Bangladesh el pasado 14 de mayo se han registrado un total de 81 personas fallecidas por descarga eléctrica o quemadura al ser alcanzadas por un rayo. Así ha informado el ministro de gestión de desastres del pais asiático al portal de noticias Bdnews24.
La mayor parte de los fallecidos eran trabajadores rurales que se encontraban a campo abierto en plena tormenta, situación en la que se registran el mayor número de muertes de este tipo. La gran mayoría de los bangladeshíes se dedican a labores agrícolas, sin embargo, la cifra registrada esta primavera dista mucho de ser la habitual en la zona. Según informaron a Efe fuentes del ministerio encargado, "se trata del balance de víctimas más alto por este fenómeno que tenemos registrado. El año pasado en toda la estación propensa a tormentas eléctricas hubo 17 fallecidos".
Estudios aseguran que la posibilidad de morir por alcance de rayo es 1 entre 3.000.000 y es por todos conocido el tópico que compara la probabilidad de que te caiga un rayo con la de que te toque la lotería. Un informe del Servicio Meteorológico de Estados Unidos llegó a asegurar que la posibilidad de que nos alcance una descarga mientras andamos por la calle en un día de tormenta a lo largo de nuestra vida es de 1 entre 56.000.
No obstante, en algunas zonas del planeta no resulta un hecho tan extraño: Sudámerica, África y el Sudeste asiático son las áreas del planeta con mayor porcentaje de fallecimientos por esta causa. No es casualidad que se trate de países en vías de desarrollo pero el clima juega también un papel fundamental; que el 70% de los rayos que caen en el planeta se dan en zonas tropicales o subtropicales.
En Sudámerica es donde se registran mas datos sobre este fenómeno. Brasil ha liderado tradicionalmente el número de estas desafortunadas muertes por volumen de población y por el número de rayos que caen en su territorio (un promedio de 50 millones al año). Sin embargo, Cuba y Panamá son los países con más cantidad de muertes en proporción, debido a la ausencia de infraestructuras.