Tres cosas por las que importa la noticia de los siete planetas y otra por la que no

Antonio Ayuso* 23/02/2017 14:37

¿Cómo los ha visto la NASA? Algunas aclaraciones previas

Los prismáticos de los que hablamos tienen un nombre, el SPITZER. Se trata de un satélite de la NASA que gira alrededor del Sol y que lleva consigo un receptor sensible a las señales que le llegan en el infrarrojo (en el espectro electromagnético, es el rango que va, en cuanto a la frecuencia de su onda se refiere, inmediatamente por encima del visible). No es el primer satélite con un telescopio de este tipo: ya hubo otros de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y de otras agencias en el pasado (ISO, IRAS o Herschel). Son telescopios que llegan a 'ver' muy lejos, siempre que su temperatura se mantenga por debajo de los 270 grados bajo cero.

Aunque SPITZER fue puesto en órbita en el 2003, hubo que esperar hasta el año pasado para que sus datos fueran capaces de aportar evidencias de un sistema solar con ciertas similitudes al nuestro. La estrella tiene como una décima parte del tamaño de nuestro Sol, y los siete planetas encontrados se parecen también a nuestros vecinos. Recordemos siempre que el hecho de que Trappist-1 (así han llamado al nuevo y pequeño sol) se halle a cuarenta años luz significa que la señal que estamos viendo ahora en la Tierra salió de allí hace cuarenta años (nada viaja más rápido que la luz). Entonces, resumiendo: ¿por qué sí es importante y por qué no esta noticia de la NASA?

*Recreación del aspecto del telescopio SPITZER atravesando el espacio profundo / NASA

Por qué no es tan importante

Tres de los siete planetas ya fueron descubiertos el año pasado. Imaginemos que el año que viene estos prismáticos de los que hablamos logran añadir a la lista otros cinco. Es más, imaginemos que dentro de unos años cambiamos de prismáticos (que sucederá) y podemos ver incluso más allá. ¿Deberíamos acaso volver a emocionarnos con la noticia estando a 40 años luz?

Por qué, sin embargo, resulta fascinante

Por un motivo capital: que los planetas presentan buenas condiciones para que se dé la vida en ellos. ¿Cuáles son esas condiciones?:

  • Están cerca de su estrella, pero esta es, digamos, pequeña. Así que la radiación que reciben será similar a la que nosotros recibimos del Sol.
  • Por otra parte, algunos de los planetas descubiertos son rocosos (como la Tierra, Marte, Venus y Mercurio), algo que simplifica tareas como poner un pie en su superficie, aterrizar, o crecer (en el caso de que seas una célula). Recordemos que Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno están compuestos mayoritariamente por gas y cuentan además con, probablemente, un núcleo sólido.
  • Dado que están muy cerca de su sol, giran a gran velocidad en torno a él, con lo que la órbita del más lejano se completa en doce días y, la del más cercano, en uno (los habitantes celebran sus cumpleaños a diario).

Conclusión

En cualquier caso, con la cantidad de universo que hay ahí afuera, no deberíamos siquiera albergar duda alguna de que hay planetas muy similares a la Tierra en los que existe algo parecido a lo que nosotros, terrícolas, hemos llamado vida. Otra cosa es que las dos vidas lleguemos algún día a conocernos y, en el caso de que ocurra, cómo será ese encuentro. Desde luego no será presencial dado que, como mucho, durante un buen tiempo, solo podremos intercambiar algunas fotos: con la tecnología actual el viaje duraría cientos de miles de años.

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*Antonio Ayuso es Ingeniero Aeronáutico y lleva más de veinte años trabajando en el sector aeroespacial. Tiene una amplia experiencia en sistemas espaciales en general, y en los que controlan la actitud y la órbita de los satélites en particular.