El futuro sin mataderos: la carne se 'fabricará' en el laboratorio

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 01/05/2010 11:29

Esta alternativa, uno de los 50 inventos del año según la revista Time en 2009, sería "más sana y menos contaminante" y tendría las mismas proteínas que la carne normal, según sus defensores.

Se podría incluso controlar su producción para evitar enfermedades como el mal de las vacas locas o la gripe A, e incluso obtener carne "light".

La carne fermentada es 'carne' elaborada a partir del cultivo en el laboratorio de células madre o de músculo de pollos, cerdos o corderos.

"Y hasta podemos hacer hamburguesas que prevengan los ataques al corazón", aseguró Jason Matheny, director de New Harvest, una organización sin ánimo de lucro que se une a los esfuerzos de científicos de todo el mundo que investigan en este campo.

Para convencer a los que desconfían de una comida alejada de los prados o las granjas, y con 'ganaderos' de bata blanca, argumenta que "la mayor parte de lo que comemos viene del laboratorio, todo está procesado", como la leche, el queso o los "nuggets".

Este experto rechazo que estas prácticas experimentales puedan tener efectos inesperados para la salud humana: "No somos conscientes de ningún riesgo".

Sin matar animales ni contaminar el planeta

La idea de carne sin el coste de las vidas de seres vivos es una aspiración que va más allá de las reivindicaciones de los defensores de los animales.

Este invento podría ayudar a la sostenibilidad de un planeta con un ganado que devasta el Amazonas y aumenta el calentamiento global, como alertó el informe de Naciones Unidas "La larga sombra del ganado".

La fórmula secreta está en la elaboración de una especie de sopa "biomédica" compuesta de nutrientes procedentes de sangre animal y microorganismos, donde se coloca una célula que podría teóricamente alimentar a toda la población mundial durante un año.

Hasta el momento, el resultado logrado son sólo unas pequeñas tiras de carne de cerdo de un centímetro de largo que pueden ser estiradas y a las que se puede añadir proteínas.

Si la tecnología continúa avanzando, "de cinco a diez años", estimó Matheny, se podrían producir sustitutivos de carne a gran escala con dureza suficiente como para hincarle el diente y confundir su sabor con el de una chuleta "tradicional".

El único obstáculo a la comercialización del producto siguen siendo los altos costes de estos procesos, según el científico.

Los países más interesados y que más han invertido en el nuevo futuro para los consumidores carnívoros son EEUU, Holanda Japón, Australia y los países escandinavos.