El impacto del cambio climático en la agricultura puede subestimarse

EUROPA PRESS 07/03/2016 17:02

El trabajo, publicado en 'Nature Climate Change', se centró en el estado brasileño de Mato Grosso, un productor agrícola mundial emergente que desde 2013 suministra el 10 por ciento de la soja del mundo. Los autores utilizaron las variaciones en la temperatura y las precipitaciones en todo el estado durante un periodo de ocho años para estimar la sensibilidad de la producción agrícola de la región al cambio climático. Esas comparaciones históricas pueden ayudar a hacer predicciones acerca de la sensibilidad de la agricultura al cambio climático futuro.

El estudio encontró que si los patrones de 2002 a 2008 se mantienen en el futuro, un aumento de la temperatura media en Mato Grosso de sólo 1 grado Celsius dará lugar a una reducción de entre un 9 y un 13 por ciento de la producción global de soja y maíz. "Esto es preocupante ya que la temperatura en la región de estudio está previsto que aumente hasta 2 grados a mediados de siglo bajo la gama de escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero plausibles", alerta Avery Cohn, profesor asistente de Medio Ambiente y Política de Recursos en Tufts, quien dirigió el estudio mientras era investigador visitante en la Universidad Brown.

Sin embargo, se derivan implicaciones más amplias del estudio de los mecanismos detrás de los cambios en la producción agrícola. La mayoría de los análisis de este tipo evalúan solamente en la medida en que las crisis del clima afecta al rendimiento del cultivo, la cantidad de producto cosechado de una determinada unidad de las tierras agrícolas. Pero sólo mirando a esa variable, los investigadores pueden perder dinámicas críticas que pueden afectar a la producción general, dice Leah VanWey, profesor de Sociología en la Universidad Brown y el director adjunto superior del Instituto de Brown para el Estudio del Medio Ambiente y la Sociedad (IBES, por sus siglas en inglés).

"Si nos fijamos en los rendimientos por sí solos, no estamos mirando toda la información porque hay cambios económicos y sociales que están pasando", apunta VanWey, uno de los autores principales del estudio. "No se están teniendo en cuenta las reacciones de los agricultores a las crisis del clima", agrega.

EL CLIMA ALTERA LAS DECISIONES DE LOS AGRICULTORES

Por ejemplo, los agricultores pueden reaccionar a los rendimientos decrecientes destinando menos superficie a la producción, porque simplemente no es rentable. También pueden variar el número de cultivos que siembran en una estación de crecimiento. Sembrar dos cultivos sucesivos en el mismo campo en la misma estación de crecimiento -doble cultivo-- es común en Mato Grosso. Si el tiempo es malo, los agricultores pueden alterar su decisión de plantar una segunda cosecha.

Para este nuevo estudio, los científicos analizaron no sólo el rendimiento del cultivo, sino también la variación de año a año en el área de los cultivos y el doble cultivo. Para desarrollar estos conjuntos de datos adicionales, Cohn y VanWey trabajaron con Jack Mustard, profesor de Ciencias de la Tierrra, Ambientales y Planetarias en la Universidad Brown y la estudiante graduada Stephanie Spera.

Mustard y Spera reunieron imágenes de la región de Mato Grosso gracias al satélite MODIS de la NASA, que supervisa la ocupación del suelo y el uso del suelo en todo el mundo. En los datos de satélite, las tierras de cultivo se identificaron como áreas que se vuelven verdes durante la temporada de crecimiento y luego pasan rápidamente a color marrón, lo que indica que se han cosechado. Dos verdes seguidas en la misma estación de crecimiento indican que la tierra se ha cultivado dos veces.

"Los cambios en los cultivos que se cuantificaron con los datos obtenidos por teledetección fuero impresionantes -subraya Mustard--. Podemos usar esos datos de satélite para entender mejor qué está pasando desde un punto de vista del clima, económico y sociológico".

El estudio mostró que aumentos de temperatura de 1 grado Celsius se asociaron con reducciones sustanciales tanto en la superficie cultivada total como en el doble cultivo. De hecho, esas disminuciones representaron el 70 por ciento de la pérdida total de la producción hallada en el estudio. Sólo el 30 por ciento restante es atribuible al rendimiento de los cultivos.

"Si nos hubiéramos fijado sólo en el rendimiento, como hacen la mayoría de estudios, nos habríamos perdido las pérdidas de producción asociadas con estas otras variables", dice VanWey. Tomados en conjunto, los resultados sugieren que las investigaciones tradicionales "pueden estar subestimando la magnitud de la relación entre el clima y la producción agrícola", añade Cohn.

Eso es especialmente cierto en lugares como Brasil, donde los subsidios agrícolas son escasos en comparación países como Estados Unidos.

"Esto es una frontera agrícola en los trópicos en un país de ingresos medios --señala VanWey--. Aquí es donde la gran mayoría de desarrollo agrícola va a pasar en los próximos 30 a 50 años. Por lo tanto, entender cómo las personas responden en este tipo de entorno va a ser muy importante".

VanWey adelanta que un siguiente paso de esta línea de investigación podría ser repetirla en Estados Unidos para ver si el aumento de los subsidios o ayudas de los seguros protegen contra este tipo de choques. Si es así, podría influir en las decisiones políticas de los países emergentes con regiones agrícolas como Mato Grosso.