Por desgracias, los incendios forestales son uno de los factores de amenaza más graves de nuestro patrimonio forestal y suponen, en ocasiones, una amenaza para bienes materiales, para la flora, la fauna, e incluso para vidas humanas.
Las olas de calor y las sequías han devastado la península en lo que a incendios forestal se se refiere, el 2017 estaría en extensión arrasada por incendios, por detrás de 2012, cuando se quemaron 180.888,82 hectáreas, y 2009, cuando el fuego calcinó 102.102,13 hectáreas.
El número de conatos fue de 6.171 hectáreas y el de incendios fue de 3.920 y la superficie arbolada quemada ha sido de 26.394,60 hectáreas mientras la de matorral y monte abierto ha llegado a las 42.875,70 hectáreas.
Por zonas geográficas
El 52,41 por ciento de los siniestros han ocurrido en el noroeste de la península (incluye Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco y las provincias de León y Zamora), el 32,6 por ciento, en las comunidades de interior, el 14,51 por ciento, en áreas del Mediterráneo (comunidades autónomas costeras con el mar Mediterráneo, incluyendo sus provincias interiores), y el 0,48 por ciento, en las islas Canarias.