Los peces de la prehistoria preferían la copulación para reproducirse

EFE 25/02/2009 18:10

Los paleontólogos, encabezados por el australiano John Long, encontraron dos embriones de peces artrodiros en el interior de especímenes fosilizados procedentes de la formación Gogo del alto devoniano (hace 380 millones de años) en Australia occidental.

"Esta es la primera evidencia, a nuestro entender, de reproducción mediante fertilización interna en este grupo tan diverso", afirman los científicos en un estudio publicado en la última edición de "Nature".

Los artrodiros son el grupo más diverso de los placodermos, con más de 200 especies. Los más grandes de estos peces eran del tamaño de un tiburón blanco y debieron de ser depredadores temibles, aunque la mayoría medía menos de un metro.

Los fósiles estudiados por Long y su equipo se encontraban en el museo de Historia Natural de Londres y los científicos inicialmente pensaron que los embriones hallados en su interior eran peces más pequeños que habían sido devorados.

Están perfectamente conservados en tres dimensiones, lo que permite ver detalles que no se aprecian en otros fósiles de este periodo, dijo Long a Efe.

El científico ya publicó en "Nature" en mayo pasado otro estudio sobre el hallazgo de un embrión fosilizado de placodermo unido a su madre por un cordón umbilical, en la primera indicación de que esta forma de reproducción existía 200 millones de años antes de lo que se pensaba.

Hasta entonces, se creía que las criaturas de ese período se reproducían de forma ovípara, mediante la fertilización de las huevas fuera del cuerpo de la hembra.

Las investigaciones de Long han ido esta vez más allá y el científico y su equipo encontraron en los fósiles estudiados estructuras en la aleta pélvica indicativas de que los placodermos se apareaban mediante unos lóbulos situados en la aleta del macho, parecidos a los penes de los tiburones modernos.

La estructura pélvica también ha sido observada en otros placodermos como el Austrophyllolepis de Victoria (Australia), de hace 380 millones de años.

Estos datos contribuyen al debate actual sobre los orígenes y las interrelaciones entre los primeros vertebrados con mandíbula, según el estudio.