Antes de detallar las mejores fechas para ver las lluvias de estrellas venideras, debemos recordaros que es fundamental alejarse de cualquier tipo de contaminación lumínica (hasta de una farola) para poder observarlas con satisfacción. Ésta fue una lección que aprendimos en ‘El Tiempo Hoy’ cuando visitamos El Complejo Astronómico de la Hita para disfrutar de las Perseidas en medio del campo, a ras del cielo y con una oscuridad tal que hasta los murciélagos se asustaban. Dicho queda.
8 de octubre: Las Dacrónidas, las más imprevisibles
No sabemos si, este año, la constelación del Dragón (en la que los bólidos fugaces tienen su radiante, el punto del que parecen escapar) desatará su furia como en los libros de El Hobbit. Pero nos encantaría. El día 8 de octubre se espera el pico más alto de las Dacrónidas, las estrellas que provienen de los restos de la cola del cometa del cometa 21P/Giacobini-Zinne (también se conocen con el nombre de Giacobínidas). La cantidad de meteoros varía cada año, si bien ésta no es una de las lluvias astrales más impresionantes… en teoría. En la práctica, en el año 2011, cayeron hasta 400 estrellas fugaces a la hora.
2O- 21 de Octubre: Las Oriónidas, las hijas el cometa Halley
Orión es una de nuestras constelaciones favoritas. No sólo por el desenlace de su mito (el hombre más fuerte del universo fue vencido por un simple escorpión) ; también por la procedencia de su lluvia de estrellas, las Oriónidas, bautizadas por nosotros como las hijas pequeñas del cometa Halley. De Halley provienen dos lluvias de meteoros, éstas y las Eta Acuáridas del mes de Mayo, que son más numerosas y espectaculares. Sin embargo, las Oriónidas pueden alcanzar un brillo mucho más intenso, por lo que la noche del 20 al 21 de octubre, debemos estar pendientes de sus destellos.
16-17 de noviembre: Las Léonidas, las más coloridas
Mucho se habla sobre las Perseidas, a las que siempre se sitúa en el pódium de las lluvias de estrellas. Pero cuando las Leónidas se ponen presumidas, pueden superar en belleza a casi cualquier acontecimiento astronómico que se les ponga por delante.
El astrónomo Fernando Fonseca recuerda así la noche de 1999: “A cualquier lugar al que miraras, veías una leónida. Me acuerdo de que, al día siguiente, todos pensábamos que la nueva noche estaría en blanco, sin ninguna estrella, porque de verdad parecía que se estaban cayendo todas".
Es el relato de lo que ocurrió la noche del 18 de noviembre de ese año cuando, sin previsión alguna, una lluvia de estrellas que suele desprender unos 15 meteoros a la hora, escupió miles y miles de destellos rojos, verdes y azules desde su radiante en la constelación de Leo. Estas tormentas astrales suelen darse cada 33 años (más o menos), por lo que todavía nos quedarían otros 16 para que se repitiera algo parecido.... Sin embargo, con el cielo nunca se sabe (#porfavorqueseaesteaño).
13 de diciembre : Las Gemínidas, la última lluvia de estrellas del año
‘Las Gemínidas’ son unas estrellas fugaces muy especiales, por dos motivos: porque son las últimas del año y porque, en vez de provenir de un cometa como las demás, se desprenden de un asteroide llamado ‘3200 Faetón’. Faetón es una extraña mezcla entre un asteroide y un cometa porque, cuando se acerca al Sol – es el cuerpo rocoso conocido que más se acercado a nuestra estrella Madre – se quema y le sale una cola de grava como le ocurre a los cometas. Su pico máximo se tendrá lugar la noche del 13 al 14 de diciembre y el año pasado, a pesar de las nubes y de la cercanía del invierno, pudieron verse así de bien: