La Academia de Santa Cecilia quiere repetir en Canarias el éxito de Roma

EFE 08/02/2009 12:00

El maestro anglo-italiano, que combina los puestos de director musical de la Royal Opera House londinense y de la Academia Nacional de Santa Cecilia, de Roma, ha elegido un programa que muestra la extraordinaria flexibilidad que ha alcanzado el conjunto italiano bajo su batuta.

Los días 13 y 15 de febrero, ofrecen en Canarias el Concerto Romanesque, de Ligeti, el Concierto para Volín de Brahms, con Christian Tetzlaff como solista, y el Concierto para Orquesta, de Bartok, mientras que el 14 y el 16 interpretarán el primer Concierto para Piano, de Beethoven, con Martha Argerich, la Quinta Sinfonía de Shostakovich y "Danzario", del italiano Riccardo Panfili.

Este segundo programa es el que ofrecieron anoche los músicos ante los cerca de 2.800 espectadores que llenaban totalmente la espectacular sala Santa Cecilia del Auditorium, construido por el arquitecto Renzo Piano, con una gran acústica y que pasa por ser la de mayor capacidad del mundo.

Fue un concierto memorable, en el que la argentina Argerich se entregó totalmente y demostró una vez más la suavidad de su toque en el "largo" de la sinfonía combinado con la frescura con que interpretó el primer movimiento, sobre todo el cantabile, y el brío con el que acometió el rondó final, sin dejar siquiera toser a la audiencia.

Sobre la Quinta de Shostakovich, Pappano explicó, en declaraciones a EFE antes del concierto, que a pesar de su aparente optimismo, refleja el "dolor profundo" del compositor tras las críticas sufridas tras el estreno de su ópera "Lady Macbeth di Minsk", censurada como "formalista" por la crítica soviética en el "Pravda", el periódico oficial del régimen.

Como reacción a aquellas críticas, inspiradas al parecer por el propio Stalin, Shostakovich aparcó la que debía ser su Cuarta Sinfonía, que no se estrenaría hasta el deshielo de Jruschov, y escribió su Quinta "con medios muy simples", señaló Pappano.

Públicamente, el compositor se refirió a la conclusión de esa sinfonía calificándola de "solución optimista y alegre a los episodios intensamente trágicos de tiempos pasados", pero en privado comunicó a su confidente, el musicólogo Solomon Volkov, que el "júbilo es forzado, es un júbilo impuesto".

Es una confesión que Pappano considera totalmente sincera porque se trata de una obra en la que el triunfalismo epidérmico, la falsa apoteosis del movimiento final, oculta el "sufrimiento" del músico.

Preguntado por la elección del resto del programa para las Canarias, Pappano dijo que en ese festival "hay una demanda de música contemporánea", motivo por el que decidió "hacer una combinación" de música de distintas épocas.

El primer programa, con Ligeti, Brahms y Bartok, el maestro lo definió como un "programa húngaro": Brahms, señaló Pappano, "escribió su concierto para un célebre violinista húngaro, Jozséf Joachim, y su tercer movimiento es muy folclórico".

El "Concert Romanesc", del rumano nacionalizado austríaco György Ligeti, es una composición para gran orquesta de cámara, con un "gran feeling de su tierra natal", agregó el director de la Academia de Santa Cecilia.

Finalmente, Riccardo Panfili, nacido en 1979, es el ganador en el 2006 del Concurso Internacional de Composición de la Academia de Santa Cecilia, con la obra estrenada el sábado: "Danzario".

Panfili la definió como un "rito de paso", una obra de "un lirismo y un ritmo intensos", que comienza en un tono "meditativo" para convertirse rápidamente en "una danza orgiástica".

Preguntado por su experiencia al frente de la Santa Cecilia, Pappano, destacó tanto la "gran flexibilidad y personalidad" así como la fantasía colorista de los músicos".

Dirigir una orquesta sinfónica le permite a Pappano, según explicó, "una mayor concentración en la música" que cuando dirige ópera como hace habitualmente en el Covent Garden londinense.

Al mismo tiempo, Pappano se congratuló de haber ayudado a los músicos de la Santa Cecilia a ampliar su repertorio, llevándolos "a sus raíces musicales, que son operísticas".

Con ellos, Pappano ha grabado recientemente el impresionante Requiem, de Verdi, pero también las tres últimas sinfonías y las Oberturas y Fantasías de Tchaikovsky, así como "Madame Butterfly", de Puccini.