El artista no defraudó a los miles de asistentes que tuvieron que esperar 36 minutos más de lo previsto para que un Lenny Kravitz, vestido de riguroso cuero negro, saltara al escenario. El artista finalmente apareció con sus inconfundibles gafas de sol, que no se quitó hasta la tercera canción, y con un pañuelo oscuro atado al cuello a juego con unas cadenas de color oro.
Han pasado 17 años desde su consagración y el artista americano no ha perdido la fuerza ni la interacción con su público, que, a pesar de la lluvia insistente en Vigo no faltó a la cita. Arropado por 120.000 vatios de sonido y otros 300.000 vatios de luz, Lenny Kravitz esperó a acabar su segunda canción para saludar en inglés a un público, mayoritariamente treintañero y femenino, entusiasmado y entregado.
"Yeah! Todo bien Vigo", exclamó el artista, lo que provocó una respuesta masiva de su público. La mayoría de sus intervenciones al público las hizo en inglés, pero también se atrevió con unas palabras en un castellano con acento americano como un "¡Gracias!", que el público agradeció.
El escenario diseñado para Kravitz no dejó nada a la improvisación. Sus cadenas doradas alrededor del cuello iban acordes a un sinfín de materiales también en color dorado por cada recoveco del escenario. Las pantallas, los pies de los micrófonos y los monitores buscaban una estética perfectamente cuidada en color oro.
El artista no quería defraudar en esta primera aparición de la gira europea y personal de su equipo le colocó al menos tres púas de guitarra en el pie del micrófono desde el que cantaba.
KOD