Antes del pitido inicial se proyectó el videoclip de "Vodka and Roll", un auténtico himno no oficial para el mundial que puede ganar España porque es un combinado que sabe a rock, fútbol y triunfo.
Los más devotos de "Mägo de Oz" adquirieron las camisetas diseñadas para la ocasión; una réplica con el 10 en la espalda y el logo de la formación en rojo y amarillo.
El periodista Vicente Romero "Mariskal" fue el maestro de ceremonias en la noche mágica del once de Del Bosque en Durban.
"El disco "Gaia III" es tan grande como el "Dark side of the moon" de Pink Floyd", aseguró Mariskal.
El batería y fundador del grupo, Txus di Fellatio, que recibió la felicitación de amigos y admiradores, explicó que estaba "encantado por el vídeoclip" que fue "una idea propia", aseguró.
"La semana pasada nos enteramos de que la entrega del disco de oro coincidía con una hipotética semifinal con España, por eso decidimos hacer algo con nuestros fans", confirmó el músico.
La despedida de Fernando Ponce, antiguo flautista de la formación, fue uno de los momentos más entrañables del experimento futbolero musical.
"A mi no me gusta nada el fútbol. Cuando nos íbamos de gira y paraban la furgoneta yo me quedaba leyendo un libro", dijo el instrumentista, quien se toma un respiro tras más de 25 años de carrera.
Jugadores como José Emilio Amavisca, uno de los "chicos de oro" de los Juegos Olímpicos de Barcelona, o Luis Milla, actual entrenador de la selección española sub 19, estuvieron presentes en la fiesta de sus amigos de Mägo de Oz.
"Para mí es un orgullo que me inviten a algo así. Yo sé que la gente que está aquí me entiende porque la música de este grupo está llena de sentimiento", afirmo emocionado Manolo Alfaro, un futbolista que celebraba sus goles exhibiendo la camiseta de clásicos como Barricada o AC/DC.
En la noche del homenaje al fútbol por parte de la banda todo apuntaba al éxito, como ha sido haber conseguido vender más de 300.000 copias en tan poco tiempo.
El abrazó de Mägo de Oz con sus fans fue la mejor celebración posible al cabezazo de Puyol. Tras desatarse la locura colectiva llegaron los nervios, pero con el pitido final comenzó la verdadera fiesta al ritmo de "Vodka and Roll".