Sánchez Arévalo: "Gordos" no es un filme sobre gordos, sino sobre conflictos

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 06/09/2009 11:40

Así lo explicó Sánchez Arévalo en una entrevista en Venecia, donde hoy presenta su largometraje en la sección paralela "Jornadas de autores-Días venecianos".

Su ópera prima, "Azuloscurocasinegro", fue una película "muy comedida" porque "tenía la extrema necesidad de tenerlo todo muy controlado". "Tenía miedo de fracasar en mi primer largo, por lo que todo estaba muy preparado, planificado y estudiadísimo", explica el director.

"Gordos es radicalmente opuesta. Reinaba la incertidumbre en todos los sentidos" y, especialmente, en el hecho de que los actores tuvieran que engordar o adelgazar, lo que hacía que "la película estuviera en manos de la madre naturaleza".

Además, el realizador tenía la necesidad de hacer "una película más arriesgada, una historia mucho más extrema, con personajes más extremos, en la que el humor fuera más humor y el drama más drama. Una película excesiva".

Por ello, considera que el mayor riesgo de este proyecto no eran los meses de rodaje -10 frente a las habituales 8 semanas para poder esperar a esos procesos físicos de los actores-, "sino conciliar la comedia y el drama, en un ejercicio de triple salto mortal".

"Quería que toda la mierda acumulada en las historias de los personajes saliera a flote, mostrar cómo te vas tragando cosas y cómo eso te hace la vida muy pesada", añade.

La película está protagonizada por Antonio de la Torre aunque dentro de un reparto coral que incluye a Roberto Enríquez, Verónica Sánchez, Pilar Castro o Raúl Arévalo.

Y cuenta cómo un terapeuta (Roberto Enríquez), especializado en tratar a personas obsesas, usa como recurso inicial de la terapia el desnudarse ante sus pacientes y hacer que estos se despojen de su ropa.

"Lo más fácil para esas personas es ver sus cuerpos desnudos" y a partir de ahí tienen que buscar sus verdaderos problemas, ya que cada uno de ellos protagoniza historias bastante extremas, pero dentro de una cierta cotidianeidad.

Porque la obesidad "es una metáfora para contar historias de gente que quiere llevar un vacío vital que tiene".

El realizador, que asegura estar tranquilo y satisfecho con el resultado, espera que el público se sienta identificado con un filme en el que no ha tratado de incluir moralinas ni mensajes, sino mostrar la realidad sin caer en lo grotesco. Ya que, asegura rotundo, "no es un canto a la delgadez. Estoy harto de los estándares de belleza que nos intentan imponer".

Y para contar esta historia contó con actores ya consagrados y con dos debutantes -Leticia Herrero y Marta Martín-, que son la verdadera sorpresa, en su opinión, y que recibieron un gran apoyo de sus compañeros. Entre ellos, Antonio de la Torre.