Los Thyssen: una saga enfrentada por la colección de arte más importante de España

ESPERANZA BUITRAGO 28/11/2009 00:00

"Mientras yo viva, mis cuadros no serán de mi hijo". Estas han sido las últimas palabras públicas de Carmen Thyssen sobre la disputa con su hijo Borja. La reacción del único hijo de la baronesa también ha sido contundente: "Ha desaparecido cualquier impedimento moral" para actuar contra su madre.

Las peleas de la saga Thyssen comenzaron cuando Tita Cervera se convirtió en la quinta mujer de Hans Heinrich Heini Thyssen. El barón poseía una de las mayores colecciones privadas de arte del mundo y un emporio económico valorado entonces en más de 2.000 millones de euros, que debía repartir entre cinco hijos, cuatro biológicos y uno adoptado y su mujer.

Tita logró que Hans Heinrich diera su apellido a su único hijo y luchó con los hijos mayores del barón para que Borja entrara en el reparto de la herencia. Al final, meses antes de la muerte de Hans Heinrich, los cuatro hijos mayores -George, Francesca, Lorne y Alexander- y la baronesa firmaron el Pacto de Basilea. Las propiedades artísticas del barón se dividieron en cinco trust, cuatro para cada unos de los hijos biológicos y el de Caravaggio, para la baronesa. Nada para Borja.

"Revelación de secretos"

En cambio, Borja dice ahora que él es beneficiario del trust que maneja su madre. El hijo adoptivo del barón también reclama dos cuadros, de Goya y Giaquinto, que su padre le regaló cuando era niño.

La baronesa ha denunciado a su hijo y su mujer, Blanca Cuesta, por "descubrimiento y revelación de secretos" y él, tras prestar declaración, ha emitido un comunicado asegurando que está "tranquilo" y que va a pedir "nuevas diligencias de prueba" que el juzgado de Alcobendas deberá admitir o no.

La colección llega a España

Mucho antes de todo esto, a finales de los 80, Carmen Thyssen había logrado convencer a su esposo para traer a España la colección de arte que había empezado su padre, el primer barón, en 1906. Él la recuperó y amplió especialmente a partir de los 60. Hans Heinrich descartó muy buenas ofertas, especialmente la británica, porque una de sus condiciones era que la colección se preservara como tal, con su nombre, su perfil y su propio museo.

El Gobierno español le cedió el Palacio de Villahermosa, junto al Prado. En 1988 firmaron un contrato de arrendamiento de una amplia selección de obras por cinco millones de dólares al año por un tiempo de 10 años. En 1992 abre el Museo Thyssen y un año después los barones vendieron al Ejecutivo 775 piezas por 338 millones de dólares, una cifra muy discutida en el Parlamento. Sin embargo, algunos expertos señalan que no fue un buen acuerdo para la familia porque el valor de las obras individualmente en subasta era mucho mayor.

En 2004, el Museo inauguró un anexo con 300 obras de la colección privada de Carmen Thyssen-Bornemisza, -hoy son 600- en régimen de cesión gratuita al Estado con opción a compra. Ahora la baronesa negocia con el Ministerio de Cultura cobrar por el préstamo de estas piezas.

La disputa con su hijo sobre esta colección cree que no será un problema en este asunto. En una entrevista en La Razón, Carmen Cervera reconoció que "este tipo de acuerdos va lento, con avances y parones. Pero todo va bien. Lo único cierto es que el 22 de febrero de 2011 termina el préstamo gratuito y hay que llegar a un acuerdo, si no pasa nada, "que no tiene que pasar".