Docampo Feijóo indaga en la búsqueda de las ganas de vivir en "Amores locos"

AGENCIA EFE 21/04/2009 11:44

Una joven cuidadora del Museo del Prado, interpretada por Irene Visedo, está convencida de que ella es quien aparece en una pintura flamenca de la sala donde trabaja, y un día aparece un psiquiatra especialista en delirios pasionales (Eduard Fernández) en el que ve al otro personaje del cuadro y con quien piensa que ha vivido un amor a través de los siglos.

A partir de esa mujer "que vive en dos tiempos distintos", Docampo Feijóo debía encontrar en el guión "dramáticamente contra qué choca eso", y lo halló "en un psiquiatra cuyo sentido de la vida es descubrir cómo funciona un cerebro".

"La protagonista usa su imaginación, ve lo que sucede en esa sala y la frontera entre lo que imagina y la realidad se borronea", ha añadido el director.

Para Docampo Feijóo, el personaje de Irene Visedo "cree cada vez más en esa historia, la desarrolla, termina contaminando al personaje de Eduard Fernández y acaban enriqueciéndose uno a otro".

Irene Visedo gozó preparando este personaje "complejo", que disfrutó mucho, porque "cuando hay personajes bien escritos es un placer desarrollarlos, investigar, crecer con ellos y aportarles cosas".

Según Eduard Fernández, el psiquiatra al que interpreta "es alguien a quien le gustaría creer en el amor para siempre e indestructible, y por un lado ayuda al otro personaje, pero también hay una parte oscura que se aprovecha de este caso para seguir con sus estudios".

En esta historia "llena de personajes que buscan el cariño o el amor de una forma u otra", el suyo era "un personaje retenido, no espectacular, y muy trabajoso", que le obligó a estar "muy atento todos los días de rodaje".

A los dos protagonistas principales les acompañan varios personajes "de apoyo" como el que encarna Carlos Hipólito, un neurocirujano que se enamora de una prostituta húngara con la que desea casarse.

Hipólito considera que su personaje "es un superviviente y un hombre al que le pasan cosas, no todas buenas, y las lleva con muy buen talante", y sirve "para dar oxígeno y aire" a la historia, porque "su aparente superficialidad hace que aporte un poco de humor a la película".

Otro de esos personajes de apoyo es el de Marisa Paredes, que es en la pantalla la abuela de Irene Visedo, y que "puede parecer ajena a lo que le está ocurriendo a su nieta".

Paredes ha apuntado que su personaje "vive en esa casa que es una especie de museo, en la que han pasado muchas cosas, mientras Irene vive esa historia dentro de sí misma y buscando una realidad que está absolutamente lejos de la realidad, y su abuela trata de que salga de ese estado, pero no consigue casi nada".