La mayoría de los doscientos tres dibujos seleccionados en la exposición son obras inéditas hasta ahora, lo que la convierte en una ocasión única para descubrir la imagen de España que embriagó a los viajeros románticos. Los dos principales temas de esta exposición, la construcción de una mirada y la forma de registrarla, son el resultado de un largo proceso de estudio y selección del riquísimo material de Ford, haciendo visible su figura como viajero y dibujante por la España del primer tercio del siglo XIX.
La importancia de los dibujos de Ford es enorme, ya que realizó casi todas sus obras en coincidencia con sus rutas por la Península Ibérica. Eran, pues, apuntes del natural hechos con la voluntad de fijar lo visto por medio de sus habilidades artísticas.
A pesar de no ser un artista profesional, las limitaciones de su técnica quedan suplidas, ya que al no depender de la obra, ni tener que llevarla a cabo pensando en un cliente potencial, Ford tiene un perfil singular, dibujando vistas generales, retratando el entorno de las ciudades e incluso representando las plazas con sus actividades cotidianas. Podría decirse que Ford es un fotógrafo antes de la fotografía que consiguió retratar fielmente la memoria de nuestro país, hace dos siglos.