“Se sentía tan mal y tan inútil que ni siquiera podía cepillarse el pelo”, cuenta Kayley en su cuenta de Facebook donde ha compartido el resultado de su trabajo para dar “una lección a la gente” sobre la depresión.
Según cuenta, la joven entró a la peluquería de Waterloo (EEUU) explicando que tenía que hacerse fotos para la escuela, pero que “no podía con el dolor que suponía cepillar el pelo” y, por ello, pidió que se lo rapasen. “Me rompió el corazón”, dice Olsson, quien después añade que trabajó ocho horas de un día y cinco del siguiente para conseguir sacarla una sonrisa.
“Al final del día quiero que esto sea una lección para la gente. La salud mental es algo que afecta a personas de todo el mundo y de todos los países. Los padres no se toman en serio el dar el impulso a tu hijo y decirle que puede conseguir lo que quiera. Un niño nunca debería sentir que es inútil y mucho menos no querer cepillarse el pelo”, ha escrito.