Kimberley ha tenido sus impulsos de quitárselas con láser y el pasado verano estuvo analizando seriamente borrárselas, pero todo se quedó en las intenciones, según publicó el 'Daily Mail'.
Parecía decidida e incluso llegó a asegurarle a la prensa que para septiembre esperaba no tener rastros del tatuaje. Sin embargo, quizá el coste del tratamiento láser, más de 9.000 euros o la falta de garantías de que desapareciera por completo, la hizo arrepentirse.
A pesar de que la técnica láser ha demostrado ser efectiva, no lograría dejarle la cara como antes y algún rastro quedaría.
Tres años las 56 estrellas de Kimberley 'brillan' en su cara, como el primer día.
El incidente de las estrellas ocurrió en 2009 cuando la joven dijo que demandaría al tatuador, Rouslan Toumaniantz, por la cantidad necesaria para borrarse el tatuaje para siempre.
Después saltó la verdad y el tatuador en un gesto de buena voluntad, dijo que pagaría la mitad del coste del láser, aunque se arrepintió casi de inmediato de su oferta.
Este, al parecer, es el que mejor ha salido de toda esta historia al confesar que le ha dado una publicidad extraordinaria a su negocio.