¿Sueñas con subir los Alpes? Te contamos cómo hacerlo minimizando los riesgos

Luis Murillo (@lmurilloarias) 22/09/2015 11:54

Según cuentan todos los expertos, para minimizar los riesgos se debe empezar por identificar bien las características del terreno, conocer las condiciones del día y cuáles son las capacidades de la cordada. Teniendo en cuenta todos estos aspectos, ¿cuáles son los principales peligros que puede suponer la ascensión a un pico de los Alpes? Veamos.

El frío

Superando los 5.000 metros de altitud, el tiempo puede ir a peor rápidamente y los peligros se encuentran en todo tipo de fenómenos como niebla, vientos violentos que potencian el frío, rayos, tormentas, nieve, escarcha. Es obligatorio conocer las señales de los cambios de tiempo y saber el momento justo para retirarse.

La altitud

A medida que vamos avanzando en la ascensión, existe más peligro de sufrir mal de altura. Se le denomina Mal Agudo de Montaña (MAM) y es un riesgo constante en los Alpes. Los principales síntomas son dolor de cabeza, dificultad para respirar, mareos, insomnio, náuseas o pérdida de apetito. El mayor peligro existe a partir de los 3.500 metros de altitud. Si se sufre MAM, lo mejor es descender. Para prevenir el mal agudo de montaña, lo mejor es llevar a cabo una aclimatación adecuada.

La fatiga extrema

La falta de preparación, el frío, el desnivel o la altitud pueden provocar agotamiento, una fatiga profunda que invita al montañero a "abandonarse". Por este motivo, los compañeros de cordada deben estar atentos unos a otros por si aparecen signos de flaqueza en algún miembro de la expedición.

Caídas

Es un riesgo que está siempre presente y que aumenta con la subida del desnivel. La nieve blanda, aparentemente, permite una contemplación deleitosa de las pendientes, pero bajo ella puede haber piedras y rocas que provoquen la caída. Y cuando la nieve es dura, es muy resbaladiza, aumentando considerablemente el riesgo. En esta situación es fundamental tener una buena técnica y material apropiado.

Riesgo de perderse

En cualquier pico de los Alpes, especialmente en el Mont Blanc, uno puede perderse fácilmente cuando aparece la niebla y ésta puede hacerlo de repente. Nunca se debe salir sin un mapa y sin instrumentos de orientación como brújula o GPS. Y, sobre todo, hay que estar familiarizado con su uso.

Las grietas

Cuando se atraviesa un glaciar, en ocasiones se puede encontrar uno que esté fracturado, multiplicando las grietas. Por este motivo, es indispensable llevar el encordamiento adecuado y el material de rescate para este tipo de situaciones en el arnés.

Caída de piedras

Hay que estar siempre alerta ante esta posibilidad, ya sean caídas naturales o provocadas por otro montañero en su ascensión.

Aglomeraciones

Suele suceder que cuando hay otros montañeros ascendiendo el mismo pico uno tenga una sensación de tranquilidad. Y es precisamente esta sensación la que es peligrosa, puesto que provoca que se sigan los pasos de los demás y se pierda la concentración. Cuando hay mucha gente, al reducir el paso, incluso a veces estar parados, provoca que los cruces sean difíciles con el consiguiente aumento del riesgo.

Aludes

Como les ocurrió a los siete fallecidos de la semana pasada, el riesgo de avalancha existe siempre pues en los Alpes a elevadas altitudes, no existe temporada de nieves. Es decir, las montañas están blancas todo el año. Después de un episodio de mal tiempo, conviene desconfiar de las pendientes de más de 30º de inclinación. Eso sí, en verano la estabilización del manto nivoso es más rápida. Es fundamental llevar siempre ARVA, pala y sonda por lo que pueda pasar.

Desde el punto de vista meteorológico, aunque pueda parecer lo contrario, el riesgo se incrementa a temperaturas superiores a cero grados, cuando el aire es seco y el tiempo es soleado. De hecho, las horas más críticas se sitúan entre las 11.00 y las 13.30.

Sin embargo, el peligro se reduce cuando el termómetro está por debajo de cero grados y el cielo está cubierto con una débil insolación. La presencia de nieve en la ascensión no tiene repercusión en la asiduidad de las caídas de aludes. Aunque, sí evita que otros bloques sean arrastrados y los amortigua.

Aviso para montañeros. A los Alpes sí, pero con precaución, la preparación adecuada, el material apropiado y siempre teniendo en cuenta la previsión meteorológica.