Como cuestiones positivas del acuerdo, Ferrer menciona al reconocimiento expreso de ambas formaciones de que debe cambiarse la legislación laboral impuesta en las reformas de 2010 y 2012; de que debe recuperarse la autonomía de sindicatos y empresarios en la negociación colectiva, así como la apertura de un proceso de diálogo social que culmine en el plazo de un año en un nuevo Estatuto de los Trabajadores.
"(En el acuerdo) hay una apuesta clara por el diálogo social y por el papel de la autonomía colectiva y una decisión de derogar las reformas laborales que han sido lesivas para los trabajadores", ha subrayado Ferrer, quien también ha realizado una valoración positiva de la intención de ambos partidos de buscar otras fuentes de ingresos para la Seguridad Social a través de impuestos.
No obstante, también hay algunas sombras en el acuerdo, pues algunas medidas "reflejan precipitación", como el denominar de manera "claramente inapropiada" lo que es un contrato temporal como un contrato estable con indemnización creciente. Asimismo, Ferrer cree que debería corregirse que un despido improcedente pueda conllevar una indemnización menor a la que corresponde actualmente.
El dirigente sindical ha abogado además por que toda la discusión sobre causalidad de los contratos y causas de despido se deje para el diálogo social; por precisar más el modelo austriaco que se pretende instaurar, y por no establecer indemnizaciones a costa del erario público.