A pesar de esta mejoría, la actividad económica registrada en EEUU entre abril y junio se situó tres décimas por debajo del crecimiento del 2% correspondiente al primer trimestre del año.
Esta desaceleración del PIB se explica por el menor crecimiento del consumo personal y de las inversiones residenciales fijas, así como de las no residenciales, parcialmente compensados por el descenso menos acusado del gasto del Gobierno y la aceleración de las exportaciones.