Experto prevé un repunte rápido de China, lo que beneficiaría a Suramérica

EFE 10/03/2009 22:22

En una conferencia en ese centro de estudios, Lardy argumentó que el gigante asiático despertará, gracias al paquete de estímulo aprobado por su Gobierno.

En total gastará de 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares, 464.000 millones de euros) en infraestructura, medio ambiente y salud, entre otros fines.

Además, sus bancos no poseen los títulos "tóxicos" que han hecho enfermar a numerosas entidades estadounidenses y europeas, y el país no es vulnerable a la salida de dinero extranjero, dado que es un exportador neto de capital, según Lardy.

"Los principales beneficiados del repunte de China serán productores de materias primas como Brasil", opinó. China se ha convertido en los últimos años en un destino clave del cobre, oro y mineral de hierro de Suramérica.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el país asiático crezca un 6,7 por ciento este año y un 8 por ciento en el 2010.

Aunque altas en comparación con otros países, esas cifras reflejan un frenazo importante para China, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) aumentó un 13 por ciento en el 2007 y un 9 por ciento en el 2008.

Lardy pronosticó que China volverá en unos años a su crecimiento potencial de entre el 9 y el 10 por ciento.

En general, los países más afectados por la crisis en el mundo en desarrollo han sido los más dependientes del comercio internacional, el cual se ha encogido drásticamente, remarcó en la conferencia Arvind Subramanian, otro experto del Instituto Peterson.

China es la excepción, pues está compensando la caída en sus exportaciones con su programa de estímulo fiscal.

Fred Bergsten, el director del Instituto, alabó a China por haber ahorrado en los tiempos de vacas gordas. "Ojalá Estados Unidos hubiera hecho lo mismo", dijo Bergsten.

Con un nivel de deuda inferior al 20 por ciento de su PIB, China sería capaz de aumentar el paquete de estímulo si fuera necesario, según los expertos del Instituto.

En comparación, la deuda de Estados Unidos supera el 50 por ciento del PIB.