Fernández Ordóñez exige fusiones a las entidades que reciban ayudas públicas

AGENCIA EFE 23/06/2009 14:40

Un sistema financiero sólido requiere que haya menos instituciones, y las ayudas deben venir acompañadas de una reestructuración profunda que justifique el uso del dinero de los contribuyentes, señaló Fernández Ordóñez en su comparecencia en la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados.

Posteriormente, en declaraciones a los periodistas, aclaró que cuando habla de reestructuraciones se refiere "como poco" a fusiones, ya que también puede haber absorciones u otros mecanismos que eviten soluciones "más brutales" como la liquidación o el cierre de una entidad.

Con sus palabras, el responsable del organismo supervisor bancario despejó dudas sobre el debate de las condiciones que deben cumplir las entidades financieras que reciban ayudas públicas, ya que mientras la Asociación Española de Banca considera imprescindibles las fusiones, la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) exige flexibilidad en cuanto a la reestructuración que se debe acometer.

En cualquier caso, Fernández Ordóñez insistió en que la ayuda a las entidades no puede ser incondicional porque se debe limitar el coste para los contribuyentes y porque ha de servir para que haya un sistema financiero más eficiente, sin entidades "zombies" o que requieran "respiración artificial".

Fernández Ordóñez espera que el próximo viernes el Consejo de Ministros apruebe el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), un instrumento sobre el que se mostró convencido de que respetará las competencias que las comunidades autónomas tienen sobre las cajas de ahorros mientras no haya asuntos de disciplina y ordenación del crédito, en cuyo caso la potestad es del Banco de España.

El gobernador del Banco de España escuchó numerosas críticas de los portavoces de los partidos nacionalistas, que exigieron que se mantengan las competencias autonómicas en materia de autorizaciones de fusiones de cajas.

Por otra parte, reconoció que los resultados del sector financiero continuarán a la baja afectados por el aumento de la morosidad, "que no se ha agotado todavía", según puntualizó, y por el estrechamiento de márgenes derivados de la bajada de tipos de interés.

No obstante, discrepó del presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, al afirmar que no se puede hablar de pérdidas del sistema financiero en su conjunto para 2010 y 2011 porque "los efectos son distintos por instituciones".

El gobernador del Banco de España habló también en su intervención de la situación económica y reclamó recortes en el gasto público, sobre todo el "improductivo", para corregir el déficit de las arcas públicas, al tiempo que pidió un esfuerzo a las comunidades autónomas para que ayuden a volver a la estabilidad presupuestaria.

Así, aunque valoró las subidas de los impuestos que gravan el tabaco y los hidrocarburos y señaló que las alzas de los tributos especiales son "menos dañinas" que las del IRPF o el IVA, insistió en que hay que hacer una ejecución presupuestaria "muy estricta" y recortar el gasto allí donde no sea importante, algo para lo que, aseguró, hay mucho margen en todas las administraciones.

Fernández Ordóñez insistió en que es "ineludible" acometer una reforma laboral y actuar para evitar que el aumento del paro "se enquiste", además de insistir en que hay que hacer mayores esfuerzos por moderar los costes laborales.

Las condiciones laborales, continuó, deben ajustarse a la situación económica y a sectores específicos, además de abogar por cambios en los modelos de contratación, así como en los sistemas de intermediación laboral.

El gobernador insistió en que la contracción de la economía española es en este segundo trimestre "menos acusada" que entre enero y marzo y recordó que la caída del Producto Interior Bruto (PIB) en 2009 será inferior a la de los países de nuestro entorno.

Además se mostró optimista en cuanto a los desequilibrios que han acechado a la economía española en los últimos años y que ahora con la crisis se están corrigiendo a "una velocidad impresionante".

Así, señaló que la reducción de los precios de consumo supone una "bendición", siempre que no haya deflación, porque hará mejorar la competitividad y aseguró que el déficit comercial se puede reducir a la mitad en dos años.