El caso se remonta a diciembre de 2011, cuando The Coca-Cola Company solicitó a la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) el registro como marca comunitaria tridimensional de un diseño no estriado para botellas metálicas, de vidrio y de plástico.
La firma defiende que se trata de un diseño fruto de la "evolución natural" de la emblemática botella de Coca-Cola, curva y estriada, pero la OAMI rechazó la solicitud en marzo de 2014, por lo que la empresa presentó recurso ante el Tribunal europeo.
En su sentencia, la corte considera que el diseño "sólo constituye una variante" de la forma tradicional de una botella, que no permite al consumidor medio distinguir los productos de Coca-Cola de los de otras empresas.
El TUE ha explicado en su decisión que la marca que se pretende registrar no tiene "carácter distintivo", ni Coca-Cola ha logrado demostrar que el nuevo diseño haya adquirido ese carácter específico a través de su uso.