De hecho, no se puede desligar la forma de ocio nocturno de los españoles de hoy de lo que se heredó de este movimiento. Básicamente consistía en el desplazamiento por carretera de miles de jóvenes españoles entre las discotecas del área metropolitana de Valencia, de entre las cuales destacaron salas como Barraca, Spook o ACTV. Cada fin de semana, y sin apenas descanso, durante los años 80 y la primera mitad de los 90, más de 100.000 jóvenes se desplazaban cientos de kilómetros para pasar 72 horas sin descanso en las sesiones de música electrónica.
A partir de 1992, los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de forma masiva de este movimiento. Desde entonces los despliegues policiales empiezan a abundar, comienza una gran alarma y presión social debido a la satanización de este movimiento de ocio
La música 'máquina' comienza a ganar decibelios y las drogas copan los aparcamientos, los coches, las salas... éxtasis, speed, anfetaminas, drogas que están í íntimamente ligadas a la ruta hacen que ésta llegue a su fin.
De la mano de Alejandro, Jose y Maite, tres ex ruteros, vemos que es lo que queda de la ruta, analizan el pasado y recuerdan aquellos años, que para ellos, fueron algo más que lo que se sabe de la ruta: para ellos fue el mayor movimiento musical de Europa en los años 90.