El clima también modula nuestro lenguaje

Nica Cero 28/04/2016 13:16

Una serie de estudios recientes en los que han estado implicados matemáticos, antropólogos, lingüistas y especialistas en psicolenguaje han mostrado como el medio ambiente, sobre todo los factores climáticos, han sido elementos claves en la evolución de las lenguas.

En concreto, unas investigaciones, lideradas por el lingüista de la Universidad de Miami Caleb Everett, han buscado a fondo la correlación entre más de 3.700 idiomas y su distribución geográfica, con el objetivo de mostrar cómo la humedad del ambiente incidía directamente en la producción de los sonidos humanos y en sus cambios.

Everett descubrió que las lenguas tonales, que son aquellas en las que la altura de los tonos condiciona el significado de las palabras (como el chino), son mucho más comunes en las regiones húmedas del mundo.

Al parecer, la inhalación de aire seco provoca una deshidratación laríngea y disminuye la elasticidad de las cuerdas vocales. Así que la sequedad de los climas áridos puede provocar dificultades para producir tonos más complejos. Sin embargo, la humedad puede ayudar a mantener más flexibles nuestras cuerdas vocales, y así se puede adquirir todo ese abanico de registros que exigen las lenguas tonales. Esa sería una de las razones por las que la mayoría de lenguas tonales se encuentran en regiones tropicales y húmedas de África, del sudeste asiático y de la Amazonia.

Aunque estos estudios no concluyen que los factores medioambientales puedan ser determinantes, sí pueden ayudar a la formación de los idiomas. Everett defiende que la adopción de uno y otro lenguaje puede ser una forma de adaptarse al medio, ya que puede haber algunos beneficios para la salud si empleamos unos u otros patrones de sonido en los diferentes climas del mundo.

¿Cómo se habla en los Andes?

La altitud también es otro factor a tener en cuenta en la evolución de las lenguas. Este equipo de investigadores descubrió que en aquellas zonas muy altas, normalmente bastante aisladas, se utilizaban con más frecuencia las consonantes eyectivas. Hacemos un repaso: las eyectivas son aquellas consonantes que no se pronuncian mediante el impulso del aire de los pulmones, sino mediante la compresión de aire en la boca, debido a un movimiento hacia arriba de la glotis, por ejemplo la “p”, la “t” o la “k”.

La explicación se debe a que, para articular este tipo de fonemas, tenemos que coger una bolsa de aire en la faringe, comprimirlo y, después, expulsarlo; en las zonas más altas, el aire es menos denso y cuesta menos comprimirlo. En cambio, en las zonas bajas el esfuerzo de la compresión del aire es más significativo, por eso se utiliza menos.

Además, volviendo a la importancia de adaptarse al medio, este tipo de fonemas exige menos capacidad pulmonar, lo que es un factor a tener en cuenta en los lugares de mayor altitud.

Esta investigación lingüística localiza el tipo de lenguas con mayor uso de consonantes eyectivas en lugares como la Cordillera de América del Norte, en los Andes, en determinados lugares de África y el Cáucaso y en idiomas como el aymara (en el altiplano sudamericano) y el quechua (en los Andes).