¿Qué otoño nos espera? Consultamos tres modelos de predicción

Marcos Fernández, METEORALIA 21/09/2017 12:05

Para AEMET

Una de cal y otra de arena. En cierto sentido, AEMET anuncia un veroño de aquí hasta diciembre, al menos, en cuanto las temperaturas. En principio, según los modelos que maneja la Agencia Estatal de Meteorología, no podemos esperar un otoño frío, como correspondería para la época, sino más bien con temperaturas altas.

La anomalía positiva viene repitiéndose de forma insistente en los últimos años y no solo en otoño. Casi todas las estaciones son más cálidas de lo que cabría esperar. En esta ocasión, las temperaturas serían muy cálidas en todo el país, salvo en el noroeste donde esperamos valores más frescos.

Sin embargo, no tendríamos veroño en cuanto a las precipitaciones. AEMET estima que la probabilidad de precipitación entra dentro de la media de lo que cabe esperar para el otoño en España. Esto significa que tendremos que echar mano del paraguas, sobre todo a partir de noviembre y diciembre.

¿Y la sequía?

Estas lluvias podrían aliviar la sequía que arrastramos desde la primavera, que está a un paso de convertirse en la peor de los últimos 20 años. Si la reserva de agua embalsada cae por debajo del 42% antes de octubre, entonces entraríamos en una situación de alerta por sequía extrema.

Para AccuWeather, el peor de los escenarios

El panorama más negro (incluso que el veroño) lo pinta una de las fuentes más fiables para las previsiones en Europa. Accuweather no solo estima, como AEMET, que las temperaturas puedan ser más cálidas de lo que corresponde al otoño sino que, además, no hagan acto de presencia las lluvias.

De estar en lo cierto, entraríamos en una situación de excepcionalidad, porque venimos de un verano lluvioso pero, puntualmente, en zonas muy concretas y gracias a las intensas tormentas. La primavera, el invierno y el otoño últimos han sido catastróficos.

De hecho, lo que más sorprende es la escasez de lluvias en el Cantábrico, que continuaría también hasta final de año. Es más, para esta fuente, el tiempo seco y con temperaturas altas no sería exclusivo de España.

El veroño será el protagonista de los próximos meses en buena parte de Europa occidental que, por otro lado, también ha conocido este verano los rigores de las olas de calor y una primavera y un invierno anómalos con temperaturas inusualmente altas y escasez de precipitaciones de lluvia o nieve.

Por último, esta previsión supondría empezar a pensar en consecuencias graves y medidas de calado para combatir una sequía generalizada en España.

Las cabañuelas, el método tradicional, nos traen lluvia en abundancia

Cuando los satélites que orbitan la Tierra no existían, la gente del campo confiaba su suerte a métodos tradicionales, como las cabañuelas. Aun hoy siguen vigentes para anticipar qué tiempo nos espera en los próximos meses.

Para saberlo basta observar los cambios y evolución del tiempo en los primeros 24 días de agosto. Conforme a este escenario, se puede avanzar cómo se comportará la atmósfera en los meses venideros hasta las siguientes cabañuelas.

Algunos cabañuelistas defienden que este método no falla. De ahí que algunas regiones lleven cientos de años depositando fe ciega en ellos. Ahora bien, su previsión es local y no puede generalizarse. Por tanto, entre aquellos que ya se han aventurado a dar a conocer su particular visión del otoño hay algunas pautas comunes.

Casi de forma generalizada, coinciden al indicar que el otoño irá marcando temperaturas cada vez más propias de la época, incluso con valores más bajos en algunas zonas. Y la que sería la mejor noticia: lluvias abundantes y generalizadas en todo el país. En el Mediterráneo, caerían en forma de tormentas muy fuertes. Apuntan, en todo caso, a un final de la sequía preocupante que empezó en 2016 y que se ha agudizado este año.

¿Y la nieve, según los cabanuelistas?

Las nevadas a zonas de montaña llegarán en noviembre e, incluso, en zonas bajas o medias antes de que arranque el invierno.

Nada que ver, por tanto, con los dos modelos anteriores, que coinciden en un nuevo veroño, pero no en precipitaciones.