El relámpago del Catatumbo o el lugar con más tormentas del mundo

Marcos Fernández* | Meteoralia 14/03/2016 09:11

(Imagen de relámpagos sobre el lago Maracaibo en el pueblo Congo Mirador. | Foto: Reuters)

Las tormentas son la muestra más evidente de que algo se mueve en la atmósfera. Entramos en un periodo de transición en la que vamos a pasar del aire frío y la inestabilidad del invierno al lado opuesto: el tiempo cálido y las altas temperaturas del verano. La primavera pilota ese cambio con un tiempo inseguro y que, en ocasiones, sorprende pasando de temperaturas elevadas casi veraniegas a otras frías y propias del invierno, sobre todo en la primera mitad.

En España, a nivel general, el mes de mayo es muy tormentoso porque suelen encontrarse a menudo masas de aire frío con un ambiente cálido propio de las primeras altas temperaturas del año gracias también a que tenemos más horas de luz. Y, como suele ocurrir, las tormentas nunca llegan solas. Siempre vienen acompañadas de truenos y de relámpagos, que constituyen un peligro potencial.

Pero, las tormentas a las que estamos acostumbrados, por severas que puedan ser, no tienen nada que ver con las que se desencadenan en otros lugares del planeta. Son regiones que conviven con ellas y donde, más allá del peligro, los relámpagos constituyen en sí mismo un verdadero espectáculo.

En el entorno del lago Maracaibo, en Venezuela, se dan las condiciones idóneas para que se desaten algunas de las tormentas más virulentas. Es la región del llamado relámpago del Catacumbo, aunque podríamos hablar de los relámpagos, en plural, porque, en realidad, no es uno solo y se repite durante una media de 240 noches al año con una duración máxima de 10 horas, es decir, toda la noche, entre nubes que pueden alcanzar una altura de hasta 8 y 10 kilómetros de longitud.

La explicación a este fenómeno es sencilla. La orografía juega un papel importantísimo junto al régimen de vientos alisios. Son los dos ingredientes necesarios para que aparezca el relámpago del Catatumbo, visible a gran distancia, desde localidades colombianas o desde los extremos del lago Maracaibo.

Generalmente, los alisios empiezan a soplar al atardecer y se encuentran en su camino hacia la parte venezolana de los Andes (de hasta 5.000 metros de altitud) con el lago Maracaibo en el momento de mayor evaporación del agua, es decir, las horas de más calor. Estos vientos cálidos se ven obligados a ascender en el área del sistema montañoso del Perijá y la Sierra de Mérida donde se encuentran con aire mucho más frío dando lugar a la formación de grandes nubes de desarrollo vertical.

(Imagen de relámpagos sobre el lago Maracaibo en el pueblo de Ologa. | Foto: Reuters)

Esta gran tormenta suele crecer en torno a dos focos: uno se ubica tierra adentro, sobre el río Catatumbo, y se desata a última hora de la tarde. El segundo foco nace sobre la costa suroccidental del lago Maracaibo, tal y como han captado en ciertas ocasiones los satélites de la NASA desde el espacio.

Al anochecer, estas tormentas han alcanzado su cénit y se avista el relámpago perenne hasta casi al amanecer. Puede observarse a cientos de kilómetros de distancia, dentro y fuera del estado venezolano al que pertenece: Zulia.

A pesar de que esta es la teoría más extendida, meteorólogos de todo el mundo estudian el fenómeno para determinar exactamente cuáles son los factores que convierten este punto del planeta en el lugar con las tormentas eléctricas más persistentes.

Al margen de la ciencia, los indígenas bari, que habitan en las montañas de la Sierra Perijá, llevan siglos observando este peculiar fenómeno. Ellos confiesan estar convencidos de que los destellos nocturnos de la tormenta que se cierne casi a diario en la cuenca del Catatumbo son rayos celestiales enviados por sus ancestros en forma de luciérnagas que iluminan la noche.

Pero, los indígenas no son los únicos que cada noche observan los impresionantes arcos de luz del Catatumbo, la industria turística lleva cada año a cientos de personas hasta las orillas del Maracaibo para vivir en primera persona esta descarga eléctrica de adrenalina. En las primeras horas de la noche, se observan los rayos a lo lejos y, según la ubicación, el ruido se aproxima y acaban cayendo en las casetas protegidas por potentes pararrayos de las descargas y de la lluvia torrencial.

Actualmente, este lugar ostenta desde 2014 el récord Guinness por ser la región del mundo con mayor número de relámpagos por kilómetro cuadrado. De hecho, es tan importante para los habitantes venezolanos de esta zona del país, que lo portan en su escudo y desde hace más de 10 años se le considera Patrimonio Natural en este estado.

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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.