Héroes, villanos y la seducción terrorista

ÍÑIGO URQUÍA 24/03/2010 00:00

Uno de cada seis adolescentes vascos que cursan la ESO justifica o no rechaza la violencia de ETA, mientras que el 14% se muestra indiferente o no se manifiesta. Pero los datos son más duros incluso: casi un 12% está muy o bastante de acuerdo con que las acciones terroristas sean "buenas para Euskadi".

"Es una cifra importante y, sobre todo, es real", indica el sociólogo Javier Elzo. Sin embargo, este estudio del Ararteko constata que más del 71% de los adolescentes se sitúan en el polo de condena. De estos, la mitad manifiesta un nivel de rechazo "muy alto".

El informe del Defensor del Pueblo del País Vasco, publicado en julio de 2009, se ha elaborado con las respuestas de más de 700 jóvenes de entre 12 y 16 años. "Con que hubiera un escolar, solamente uno, que no rechazara a ETA debiera preocuparnos", explicó el Ararteko, por lo que existiendo un 15% que no la rechaza y otro 14% que se sitúa en posiciones intermedias "la preocupación es aún mayor".

Sólo cuatro meses después, la Diputación Foral de Guipúzcoa hizo público el análisis que había encargado a la consultora Aztiker: las conclusiones refrendaban lo que el Ararteko esbozó, ya que uno de cada diez jóvenes abría la puerta al uso de la violencia con fines políticos.

En concreto, un 9,8% legitima la violencia en determinadas circunstancias y un 15,9% se pronuncia en contra del fin de ETA. Por el contrario, el equipo del sondeo, que entrevistó a 1.655 personas de entre 15 y 29 años, afirma que el 47,1% de los jóvenes guipuzcoanos opina que ETA debe "ser destruida".

La encuesta Juventud y política en Guipúzcoa 2009 también indica que este nicho de edad tiene un concepto pésimo de la política, que es mayoritariamente partidario de la autodeterminación y que está cercano a las tesis independentistas.

Halo romántico

Pese a ello, el País Vasco no justifica el asesinato político por encima de la media europea. Ni siquiera tras los peores zarpazos violentos.

Según un informe confeccionado por el Grupo Europeo de Estudio del Sistema de Valores en 1990, después de el terror se justificaba en Euskadi menos que en la República de Irlanda, Gran Bretaña y Francia. los sangrientos 80,

La tasa era idéntica a la de Irlanda del Norte, aunque superaba al promedio comunitario (1.81 frente al 1.65, en una escala de 1 a 10, donde 10 indica el mayor nivel de justificación), según recopiló Elzo.

En cualquier caso, y aunque el franquismo queda ya muy lejos, la figura del terrorista aún está revestida de un halo romántico para parte de la juventud vasca. Como muestra un botón, extraído de la Ponencia KAS de 1980: el movimiento "tiene la concepción de que la lucha armada interrelacionada con la lucha de masas y la lucha institucional, al servicio esta última de las anteriores, constituye la clave del avance y el triunfo revolucionario".

ETA trata de envolverse en esa bandera revolucionaria, para seguir siendo atractiva ante la muchachada. El propio Robert P. Clark ya señaló que "el orgullo" de los pistoleros y sus estilos de vida dificultan aún más el alejamiento de la banda del hacha y la serpiente.

Por etapas

"Hemos creado nuestro micromundo en una burbuja y nos es difícil salir de él. (...) Tenemos falta de contacto con la realidad".Ekaitz Sirvent Auzmendi, detenido en Francia el pasado abril, pretendía reorganizar Segi y se quejaba de vivir en el gueto. Txori,

"Somos marcianos en nuestros propios pueblos. Marcianos que salimos de la herriko para poner carteles y hacer pintadas y volvemos a nuestra madriguera. Criticamos a la gente que va del trabajo a casa y de casa al centro comercial. Y nosotros vamos de la herriko al gaztetxe... como borreguitos", lamentaba Sirvent.

Esa porción de jóvenes vascos que respalda la violencia terrorista, ese 10% aproximadamente, desarrolla su vida en un contexto muy concreto. Esta parte de la juventud lee lo mismo y va a los mismos bares; se viste con la misma estética, escucha la misma música y hasta escoge los mismos caminos. Las mismas vidas, similares ideas y el estigma de ETA.

En realidad, las cifras no sorprenden porque se corresponden a las de la sociedad en su conjunto. La izquierda abertzale hubiera registrado un porcentaje de apoyos similar en los comicios generales de 2008 (en las elecciones autonómicas de 2009 bajó en sufragios, en parte por el influjo de Aralar) y parece que esa es la representatividad de esta opción política. Y es que la juventud no es más que el espejo de la ciudadania en su conjunto.

En cualquier caso, la Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT) asegura que la banda terrorista se sirve de grupos juveniles para adoctrinar a los adolescentes en un contexto cada vez más polarizado.

"El método fijado por el entramado de ETA se desarrolla en tres fases. La primera busca la captación y el adoctrinamiento, entre los 8 y los 14 años. La segunda, el compromiso, entre los 14 y los 18. Y la tercera, la pertenencia a ETA, asumiendo que hay que matar, a partir de los 18 años", según el reportaje Así capta ETA a jóvenes vascos.

El salto al vacío, el ingreso en la banda, es mucho más complicado: requiere la disposición para asesinar, por lo que la mayoria se queda en las etapas anteriores.

Entornos de socialización

El profesor José Manuel Mata López ha comprobado que la adhesión al terrorismo se genera en el círculo de amistades(35%) y en el núcleo familiar (27%), y sólo el 3% indica que los centros de enseñanza son fundamentales. "Un 4% señala que este respaldo nace en el trabajo, otro 4% cree que en el vecindario y otro 4% desde los medios de comunicación", cuenta Mata López.

En este contexto, el Ararteko señala al entorno familiar como el "primer agente de socialización" contra o a favor de ETA, por encima de los amigos y la escuela. "La familia en un sentido amplio. Los tíos, los primos,... Este ámbito extenso y clave", sentencia Elzo. IUL

Amenaza a los jóvenes vascos:

ETA: la serpiente se transforma en hidra novata (I)

Conquistar mentes, enraizar en la escuela (y III)

Los muchachos primero se integran en "secciones de partidos políticos abertzales, comparsas, grupos de catequesis". La asociación también acusa a organizaciones como Kimuak, Eguzki, Urtxintxa, AHT Gelditu! y Gaztesarea, así como a Euskal Herrian Euskaraz y al sindicato estudiantil Ikasle Abertzaleak, de inocular estas ideas en los adolescentes.Su investigación revela además que los jóvenes charlan más de política con la cuadrilla, pero afirman con rotundidad que es la familia el sujeto más politizado, el que más influye en la configuración de una ideologia.

Héroes, villanos y la seducción terrorista (II)