El Líbano concurre a unas elecciones reñidas que definirán su futuro político

AGENCIA EFE 06/06/2009 00:00

El domingo, 3.257.230 electores están llamados a elegir a 128 diputados, 64 cristianos y 64 musulmanes, entre unos 580 candidatos que se han presentado en todo el país.

La batalla principal enfrenta a dos coaliciones, las Fuerzas del 14 de Marzo, grupo mayoritario en el Parlamento y apoyado por Occidente y los países árabes moderados, y las Fuerzas del 8 de Marzo, encabezadas por Hizbulá y sostenidas por Siria e Irán, entre otros.

También hay otros grupos sin gran peso político, así como independientes, algunos de los cuales han formado alianzas con uno de los dos grupos mayoritarios para poder tener una posibilidad de ser elegidos en una sociedad al extremo politizada.

La mayoría de los independientes aspiran a formar un grupo de apoyo al presidente Michel Suleiman para llevar a cabo las reformas necesarias para el resurgimiento del Estado de derecho e impedir la parálisis de las instituciones, como ha sucedido en la reciente historia, cuando uno de los grupos en pugna se opone.

Las Fuerzas del 14 de Marzo y del 8 de Marzo han presentado programas de reformas, pero difieren sobre todo en los ámbitos de política exterior, económica y de defensa nacional.

Los cálculos iniciales indican que la batalla en el Parlamento está decidida ya en la mayoría de las circunscripciones, por el peso indiscutible que tienen las fuerzas políticas en cada área.

La pelea electoral será encarnizada en una de las tres circunscripciones de Beirut, donde compiten dos listas, una liderada por la actual mayoría y la otra por la oposición, así como en las regiones centrales de Kesrouan, Metn y Biblos, en las septentrionales de Batrun y Zghorta y en Zahle (este).

En estas circunscripciones de mayoría cristiana compiten las listas del general Michel Aoun, que forma parte de la oposición liderada por Hizbulá, y las apoyadas por las Fuerzas del 14 de Marzo, así como algunos independientes.

El general Aoun afirmó que prevé un "tsunami similar al de 2005", en alusión a la victoria aplastante que obtuvo durante esos comicios, cuyos candidatos obtuvieron el voto del 70 por ciento del electorado cristiano.

Sin embargo, su alianza con Hizbulá y su acercamiento a Siria, cuya presencia había combatido incluso con las armas, le ha hecho perder parte de su popularidad entre su base.

También habrá batalla en otras regiones como en la septentrional de Trípoli y meridional de Sidón, donde el electorado es mayoritario suní, así como en las regiones mixtas de Baabda-Aley.

En el sur del Líbano, las elecciones están ganadas por adelantado ya que nadie puede competir con los grupos chiíes Amal y Hizbulá, así como en algunas regiones del valle oriental de la Bekaa (este).

La complejidad de la situación en el Líbano, un mosaico de 19 comunidades religiosas y a la vanguardia regional en muchos ámbitos, ha hecho que su evolución política siempre sea seguida con interés por la comunidad internacional, que multiplica sus intervenciones.

La última ha sido la del secretario de Estado adjunto de EEUU para Oriente Medio, Jeffrey Feltman, que considera que es "ingenuo" pensar que la política de su país no cambiaría en caso de que la oposición gane los comicios parlamentarios.

Recientemente, el líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, aseguró que una victoria de la oposición en el Líbano cambiaría la situación en toda la región.

Israel, país con que el Líbano está en estado de guerra, ha intensificado asimismo sus intervenciones a través la multiplicación de redes de espías, maniobras militares en la frontera y, según Hizbulá, la publicación de artículos contra ese grupo chií.

Siria, que controló este país casi tres décadas, sigue estando presente a través de sus aliados y su prensa.

Esta injerencia extranjera en los comicios libaneses inquieta a los analistas locales, como el comentarista Paul Jalife, quien sostiene que se debe hacer un esfuerzo internacional para "sustraer al Líbano (del regateo) de los bazares que se perfilan en el horizonte".